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En los inicios, Manu Ginóbili y Gregg Popovich no encontraban la forma de encastrar. El argentino estaba acostumbrado a un juego más riesgoso, un tanto diferente al que el entrenador esperaba. Existían momentos en los que no entendía por qué tomaba los tiros que tomaba y los retos eran una constante. Finalmente, Pop entendió que ese estilo era lo que San Antonio necesitaba para ganar títulos y su relación se volvió casi paternal. Sin embargo, hubo una noche en la que Manu usó eso para dejarlo en evidencia.

"Agarré un rebote a falta de un minuto y con una ventaja de un punto. Entonces, llegué hasta la línea de triples y amagué el tiro. Sabía que no iba a tomarlo, porque teníamos una posesión completa", contó Ginóbili durante una entrevista realizada en las Finales de 2013 entre los Spurs y Miami Heat. La reacción de Popovich quedará para la posteridad: "Inmediatamente, miré hacia el banco. Había saltado a lo LeBron James y se agarraba la cabeza mientras gritaba."

El bahiense agregó que, luego, observó a todos los reservas que se encontraban al lado de su coach riéndose a carcajadas. "Fue muy gracioso. Ocurrió al final de un partido y realmente lo disfruté", cierra el cuatro veces campeón de la NBA. Otra anécdota más de una de las dinastías más exitosas e interesantes que dio la competencia.