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Belgrano de San Nicolás tuvo su época de gloria en la Liga Nacional y hoy le dedicaremos este espacio de recuerdo, destacando que en sus filas tuvo a varias estrellas, empezando por Pablo Prigioni, al que hizo debutar en la Liga A, pasando por Roberto Gabini y Julio Ariel Rodríguez, segundo máximo anotador histórico de la LNB.

Arranquemos entonces con el quinteto histórico del equipo que tuvo a dos entrenadores muy identificados con el club, el Loro Daniel Maffei y Daniel Patota Dastugue. Para la base, justamente, el elegido es Pablo Prigioni, que jugó un solo año pero marcó diferencias, en la época en la que era un anotador (12.9 puntos de media), más que el genial base armador que terminó siendo. 

Como escolta, imposible obviar a Carlos Colla. El Caco probablemente es el jugador más emblemático de todos los de Belgrano. Allí jugó 10 temporadas consecutivas entre 1998 y 2008, siempre siendo un goleador efectivo pese a su baja estatura para el puesto. Varias veces Belgrano anduvo por el puesto 7 y 8, pero nunca pudo meter el batacazo de entrar a semis, aunque estuvo cerca. 

El alero debería ser Roberto Gabini, pero nunca jugó con Belgrano en la Liga A. Lo hizo en el TNA y en el Federal en sus últimos años hasta el retiro, aunque tras dos años volvió y hasta marzo de este año siguió vistiendo la camiseta del club de sus amores para jugar el Provincial de clubes. 

Como no puede ser Gabini, el alero elegido es Julio Ariel Rodríguez, que tendrá la rara virtud de ser el mejor alero histórico de los dos quintetos de la ciudad, ya que también integrará el cinco ideal de Regatas. En Belgrano jugó tres temporadas y la siguió metiendo como en toda su carrera: 18.5, 19.3 y 18.4 puntos de media, en un total de 124 partidos. 

La dupla interior es africana. El ala pivote, Boubacar Aw, senegalés que estuvo 3 temporadas, totalizando 99 partidos y siempre por arriba de los 18 puntos de media. El pivote, el nigeriano Emeka Okenwa, de los tipos más ásperos y duros que hayan jugado la LNB. Okenwa estuvo 4 años, 144 partidos, en las mejores épocas de Belgrano, destacándose más que por el goleo (que lo tenía), por su capacidad rebotera y su dura defensa.