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Argentina desafió todos los pronósticos ante Serbia en el Mundial 2019 y lo venció por 97 a 87, para meterse en semifinales y eliminar al candidato de muchos en aquel torneo. En ese contexto, Marcos Delía fue uno de los mejores desde lo que era su trabajo sucio, defendiendo a las torres balcánicas, con Nikola Jokic a la cabeza. Sus 4 puntos en 13 minutos no le hacen justicia al partido que hizo el pivote.

Pero en la previa, como contó Germán Beder en El Legado, libro editado por Básquet Plus en 2020, el interno dio un vaticinio que por suerte para los de Sergio Hernández no se cumplió. Y así lo cuenta el autor del libro:

Marcos Delía se me sienta al lado y anuncia: “Si querés te cuento todo lo que va a pasar en unas horas”. “Perfecto”, le respondo con sorpresa. “Bien. De entrada pierdo el salto. Cometo tres faltas en el primer cuarto, dos de las cuales, además, terminarán en doble. Ahí Oveja me saca. Y no me vuelve a poner más. Perderemos por 25 el primer tiempo y por 31 en el resultado global. Será una de las eliminaciones más bochornosas de Argentina en la historia”, vaticina. Su pesimismo absoluto no me sorprende. Le gusta mucho jugar con eso. 

“No sé si es un mecanismo de defensa. Yo lo hago más como para ponerle humor y descargar tensión. Me divierte”, confiesa. Y se extiende, con mayor seriedad: “Fuera de esas bromas, las horas previas fueron difíciles para mí. Me pasé toda la noche pensando en cómo plantarme ante los internos de ellos. Obviamente, me preocupaba mucho Jokic. Es un jugador pesado, grande, pasa bien, tira bien, rebotea… Lo único que daba una mínima tranquilidad es que se lo veía fuera de forma”. 

Y desde el comienzo no se cumplió lo que dijo el oriundo de Saladillo, ya que ganó el salto y luego de algunas ofensivas recibió en la famosa jugada Argentina el recordado pase de faja de Facu Campazzo para anotar en la pintura. Lo demás es historia para la Selección Argentina.