San Quentin: el otro equipo de los Warriors
21:23 24/11/2020 | Es un conjunto que juega en una de las cárceles más duras de California. Forma parte de un programa de rehabilitación. Golden State los apoya.
La sola mención de la infame cárcel de San Quentin es suficiente para provocar un escalofrío a más de uno. Pronunciar esas dos palabras en muchos lugares de Estados Unidos es como ver a un espíritu o escuchar la voz de alguien en una fría y solitaria noche de invierno.
Ubicada a 32 kilómetros al norte de San Francisco, California, es una de las prisiones más antiguas de California y fue diseñada como una instalación de máxima seguridad. San Quentin es el lugar donde se alojan todos los condenados a muerte del estado, pero también muchos otros presos (aproximadamente 4.400 en total) que están programados para ser liberados eventualmente.
Algunos de estos reclusos participan en varios programas de rehabilitación que incluyen asesoramiento psicológico y capacitación laboral. Uno de los proyectos más interesantes es el equipo de básquet del establecimiento, que cuenta con el apoyo y patrocinio de los Warriors, una de las franquicias pertenecientes a la NBA.
El plantel, compuesto en su mayoría por negros, es notable, pero, también, desgarrador por el solo hecho de que muchos de ellos son grandes basquetbolistas y que, si hubieran tomado otros caminos, quizás estarían enfrentándose a las estrellas del deporte de la naranja en la NBA o en cualquier otra liga profesional del mundo.
Las historias de algunos de los miembros de San Quentin Warriors son alucinantes y un documental llamado Q Ball, que fue producido por Kevin Durant, las refleja a la perfección. Muchos vivían en comunidades azotadas por las drogas con padres que sufrían de adicción a las mismas, mientras que otros eran miembros activos de pandillas.
Por ejemplo, el técnico del equipo, Rafael Cuevas, reconoce en el film tener siempre mal temperamento. Esa incapacidad para controlar su ira, hace 15 años, lo llevó a asesinar a un chico que había golpeado la ventana de su auto en el estacionamiento afuera de un juego de béisbol de los San Francisco Giants. Lo apuñaló con tanta violencia que le terminó cortando el fondo del corazón y hasta el día de hoy se arrepiente de hacerlo.
Este programa de rehabilitación les proporcionó a los jugadores de los San Quentin Warriors la disciplina y camaradería que algunos nunca supieron conocer y está claro que, por su amor compartido por el básquet, ha sido beneficioso. Además, el accionar de Golden State, que con frecuencia organiza partidos en la que un equipo formado por empleados de la organización se enfrenta al de la cárcel, es nodal y seguramente no lo podrían llevar a cabo sin su ayuda.
Desde basquetbolistas que quieren volver a probarse en el mundo profesional hasta trabajadores que desean regresar al mundo laboral, este programa le demuestra al planeta que todos merecen una segunda oportunidad.
Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
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