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Shai Gilgeous-Alexander coronó una temporada inolvidable siendo nombrado MVP de las Finales 2025 tras guiar a los Oklahoma City Thunder a su primer campeonato. Con 29 puntos en el juego 7 ante Indiana, el canadiense cerró una serie en la que promedió 30.3 puntos, 5.6 asistencias y 4.6 rebotes, y donde nunca bajó de los 24 puntos. Ya había sido distinguido como el MVP de la temporada regular y de las Finales del Oeste, pero este último galardón lo eleva a un lugar de élite. Su impacto es aún más resonante al recordar que fue elegido en el puesto 11 del draft 2018, una posición poco asociada a futuros MVPs de las Finales.

Sin embargo, la historia le hace justicia a varios talentos que, pese a no haber sido elegidos dentro del top 10, dejaron su marca imborrable. El caso más extremo es el de Nikola Jokic, seleccionado en el puesto 41 en 2014. El serbio, campeón con Denver en 2023, fue precedido por nombres como Spencer Dinwiddie y Glenn Robinson III. Otro nombre destacado es el de Dennis Johnson, MVP en 1979 con los Sonics, quien fue elegido 29º en 1976. Un poco más arriba aparece Tony Parker, clave en los Spurs campeones de 2007, drafteado en la posición 28 en 2001, detrás de Gerald Wallace y Samuel Dalembert.

El listado sigue con figuras como Joe Dumars (puesto 18 en 1985), Giannis Antetokounmpo y Kawhi Leonard, ambos seleccionados en el pick 15 de sus respectivas camadas (2013 y 2011). Leonard fue dos veces MVP de las Finales (2014 y 2019), mientras que Giannis brilló en el título de los Bucks en 2021. Kobe Bryant, ícono de los Lakers, fue elegido 13º en 1996 y terminó siendo MVP de las Finales en 2009 y 2010. Cedric Maxwell, otra sorpresa, fue pick 12 en 1977 y se coronó con Boston en 1981.

Gilgeous-Alexander se suma ahora como el noveno MVP de las Finales con una selección por fuera del top 10. Por detrás suyo figuran otras leyendas como Paul Pierce y Willis Reed (pick 10 en 1998 y 1964 respectivamente), además de Andre Iguodala, Dirk Nowitzki, Jo Jo White y John Havlicek, todos elegidos en el puesto 9. Más allá de los pronósticos del draft, el rendimiento en la cancha termina marcando la diferencia. Y si bien muchos equipos pasaron por alto a estos nombres en su momento, la historia de la NBA los ubicó donde realmente merecían: entre los más grandes.