NBA 2020/21

El chico de segunda ronda que se convirtió en superestrella: Khris Middleton

21:20 28/06/2021 | Un reclutador de Texas A&M lo consiguió de casualidad. Lo eligieron en el pick 39 del Draft y decían que no duraría ni tres años en la liga.

Middleton está por su calidad en los playoffs (Foto: Clutchpoints)

Un circuito de AAU es el cuadro en el que se empezó a pintar la obra y un niño cuyo destino no era brillante encontró color para su pincel. De pura casualidad, un reclutador lo observa pristinamente cuando ni siquiera lo había ido a buscar. Khris Middleton es el nombre del imberbe y aquella jornada lo cambiaría todo por culpa del terco destino.

Infravalorado desde que aprendió a hablar, tuvo que superar las vueltas de la vida con trabajo duro, resiliencia y aprovechamiento de las circunstancias constantemente.

Nació en una familia arraigada al básquet, un 12 de agosto de 1991 en Charleston, North Carolina. Primo del exjugador de la NBA, Josh Powell y de Kenny Manigault, que supo competir en Wichita State University, no le quedó otra que empezar a picar la naranja.

En Porter-Gaud inició su coqueteo con la disciplina de la mano del entrenador John Pearson, con apenas 12 puntos por juego de promedio en su segundo año en el instituto, pero explotando en los últimos dos periplos con 21 tantos como junior y 22,4 como senior.

ESPN lo clasificó en el puesto 64 de la camada del 2009 y también señaló que era el mejor tirador en su posición. Muchas universidades lo querían, desde Virginia Tech, South Carolina, Michigan y Saint Joseph´s.

Pero había una que no estaba en los planes y el encuentro llevaba una firma escrita para la eternidad. Un entrenador asistente de Texas A&M University lo descubrió por primera vez por accidente, cuando acompañaba a un amigo para ver a uno de los compañeros de equipo de la AAU de Middleton.

"Un mes después", contó Middleton en una entrevista, "me ofrecieron una beca". Allí aprendió a dominar con sus habilidades de la vieja escuela. “Utilice lo que tenía a mi favor. Aprendí a lanzar flotadoras, lanzamientos en reverso y todo ese tipo de cosas. En definitiva, fundamentos que no requieren tanta capacidad atlética", recordó Khris, que supo cómo potenciarse de sus defectos.

Y en la NCAA tampoco la tendría fácil. Empezó lanzando 1/12 en tiros de campo durante sus primeros tres partidos, siempre con minutos reducidos y sin la habilidad de desempeñar un rol más preponderante. No obstante, las casualidades otra vez le sonrieron, esta vez ante la lamentable lesión de su compañero, Derrick Roland.

16 puntos, 19… su rol fue creciendo poco a poco y terminó su temporada debut con 7,2 puntos y 3,7 rebotes que no harían más que subir en su segundo año, cuando se fue hasta los 14,3 tantos por encuentro.

Un punto de quiebre lo invadió en ese momento. Mark Turgeon, el entrenador del equipo, no seguiría en Texas y Billy Kennedy era su reemplazo. Tal fue la buena impresión del nuevo coach para con Khris que el actual escolta de los Bucks despejó las dudas y decidió quedarse una temporada más en la universidad.

Quizás el destino le cobró las buenas y una lesión en la rodilla lo marginó por 12 partidos, a la vez que bajó sus promedios a 13,2 puntos… Además, el equipo terminó con un récord de 14-18 que no fue el desenlace esperado. Era hora de presentarse al Draft y otra vez no las tendría todas a su favor.

Cuando pasó por el proceso previo al Draft en 2012, algunos equipos creían que Middleton no duraría siquiera tres años en la NBA. Obstinado, otra vez hizo caso omiso y realizó todos los ejercicios que pudo en un intento de demostrar lo contrario, haciendo pruebas para más de la mitad de los elencos de la liga.

12 de ellos, según Middleton, hicieron rondas completas de pruebas de fuerza e imágenes para auditar su rodilla por sí mismos porque no tenían confianza en su salud. Finalmente, Detroit terminó seleccionando a Khris en el pick 39, pero lo traspasó hacia Milwaukee un año después por cuestiones salariales.

Los Pistons estaban ansiosos por intercambiar a Brandon Knight y Viacheslav Kravtsov por Brandon Jennings, pero necesitaban exportar un poco más de salario para legalizar la transacción. Middleton fue el resultado y la cosa iba de mal en peor. Fue el punto más bajo y duro de su carrera. Parecía no existir una salida.

Como por arte de magia, la vida le sonrió y la casualidad otra vez apareció. Desde ahí vino una racha que todavía se sigue estirando como el queso con los Bucks, en un ascenso en las filas de la NBA y con una relación duradera con Milwaukee que le permitió ser un All-Star.

Aprovechó su tiempo en Detroit para entrenarse y perfeccionar su técnica, como así también para aprender que la NBA es un negocio. Usó eso a su favor en Milwaukee, con una ética de trabajo a la altura de los mejores que le dio la chance de aumentar temporada a temporada sus promedios.

Ahora esos 12,1 puntos de media que consiguió en la 2013/14 parecen distantes con respecto a los 23,1 de estos playoffs, aunque su repertorio continúa siendo el mismo que decidió adaptarse a las deficiencias de su cuerpo para dominar y controlar al resto.

Desde la media distancia, con el aro entre ceja y ceja, allí juega Middleton mientras se acuerda de todos esos que decían que no duraría ni tres años en la liga. 

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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