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Aquellos jugadores que fueron All Star y hoy ya no están en su apogeo, la búsqueda de un anillo comienza a transformarse de a poco en obsesión y para ello la búsqueda de traspasos a equipos contendientes son objetivos a corto plazo, sin importar tanto el salario y tampoco tanto cuanto protagonismo puede tener en la rotación, mientras que el tiempo de cancha sea útil para sentirse parte activa de un logro.

Con ese contexto ya se dio la llegada de Blake Griffin a los Nets desde los Pistons y ahora puede darse el caso de LaMarcus Aldrdige, quien ya fue confirmado por el mismísimo Gregg Popovich que no jugará más en San Antonio y que se le está buscando un nuevo destino al ala pivote, obviamente en un traspaso donde amabas partes ganen algo y no como sucedió con Griffin que previamente había arreglado una desvinculación de Detroit.

Aldridge tiene un contrato vigente de 24 millones dólares importante para hacer frente, pero que espira a fin de temporada con lo que quien se lo quede puede afrontar un pago grande ahora, pero arreglar mucho menos las temporadas siguientes.

Su paso por San Antonio no fue ni tan bueno como se esperaba ni tan malo como se lo pinta en este fin de ciclo. Llegó en 2015 como uno de los fichajes más fuertes y era uno de los jugadores más codiciados de ese mercado y en 376 partidos con los Spurs promedió 19.5 puntos, 8.2 rebotes, 2.0 asistencias, número más que importantes, a pesar de que nunca se vio en él un emblema que San Antonio necesitaba para ilusionarse con un nuevo anillo, mucho más cuando Pop se pelea con Kawhi Leonard.

Veremos a que apuesta San Antonio con este jugador en el mercado, si va a buscar algo inmediato que le sume para el equipo que está haciendo una interesante temporada o lo deja ir por picks futuros que le sirvan para seguir reconstruyendo como lo viene haciendo de la mano de Lonnie Walker, Dejounte Murray, Jakob Poeltl y Keldon Johnson.