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Cuando el alcalde de Nueva York, Eric Adams, anunció ayer domingo que se levantarían las restricciones para los no vacunados a partir del 7 de marzo, en las oficinas de los Nets todos empezaron a saltar, pero faltaba leer todavía la letra chica, esa que tantas veces demuele sueños.

El tema es así: la decisión es un paso para permitir que los atletas profesionales que no están completamente vacunados, incluido Irving, jueguen en los partidos en casa. Pero el mandato del sector privado todavía restringe a Irving de hacerlo, porque son ámbitos distintos. De hecho, Irving podría entrar ahora al Barclays Center, algo que no podía antes, pero no jugar. 

Dijo Adams ayer: "Aprovecharemos esta semana para darles a los dueños de negocios el tiempo de adaptarse mientras monitoreamos los números para asegurarnos de que estamos tomando las mejores decisiones de salud pública para la gente de Nueva York". Y agregó: "Escuchen, quiero a Kyrie en la cancha, hablé con el dueño de los Nets. Queremos encontrar una manera de llevar a Kyrie a la cancha, pero este es un problema mayor".

En otras palabras, más claras: Adams va a hacer todo lo que pueda para que Irving juegue, porque en definitiva, si los Nets salen campeones, para la ciudad sería un enorme logro, algo que no pasa hace 49 años (1973). Pero no va a hacer una excepción por Kyrie, porque entiende que enviaría a la población un mensaje equivocado. Totalmente lógico y razonable. A seguir esperando.