Hugo Sconochini, de la renuncia al capitán del Oro Olímpico
21:16 31/07/2024 | El santafesino había decidido dejar la Selección Argentina post Mundial de Indianápolis, pero Rubén Magnano lo convenció y cerró su historia con la celeste y blanca con la gloria eterna.
Hugo Sconochini y la Selección Argentina tuvieron distintos momentos. Debutó ya de grande, a los 27 años, y después del 2002 decidió retirarse para dar paso a un recambio, pero las ideas de Rubén Magnano eran muy distintas para el capitán.
Sin ir más lejos, el entrenador contó que fue el que más lo sorprendió: “Lo más interesante que tuvo él fue su capacidad de adaptarse a lo que proponía el entrenador, a compañeros mucho más jóvenes, siendo una fuente de consulta también él, un referente dentro del equipo de los más jóvenes. Hugo tuvo un paso por el básquet europeo e italiano de excelencia, y eso todos lo sabían”.
El santafesino había sido gran protagonista en Indianápolis, hasta recibiendo la famosa falta no pitada ante Yugoslavia en la definición. Previo a ello en 2001 la selección significó su regreso después de una sanción del doping.
En charla con Básquet Plus, Hugo contó: “Creía que el equipo no me necesitaba más a mí. Había jugadores jóvenes que pedían lugar. Y algo me decía que tenía que dejar. Una cosa es envejecer bien, ayudando a los nuevos, y otra es envejecer mal y no ser productivo. En 1998 había esos ejemplos, de gente que no envejeció tan bien y no ayudó”.
Así, Magnano armó el equipo del Preolímpico 2003 sin la presencia de Sconochini. Y una vez conseguido el objetivo de estar en Atenas 2004, decidieron llamarlo para un último baile con la celeste y blanca.
“Me llamaron y me hicieron sentir que era como ser parte de nuevo de esa banda, como un último show que te llaman y te dicen ‘tocamos en Woodstock y después hacé lo que quieras’. Y lo tomé así” siguió. Y con ello se encontró con un equipo muy similar en nombres, pero a la vez muy distinto: “Me encontré con un equipo con mucha más experiencia, a lo mejor un poco más apagado, porque habían obtenido muchos resultados, pero siempre con la misma luz feroz en los ojos”.
A partir de allí, su adaptación no fue fácil al ritmo del equipo: “Me costó, pero no desde lo humano, donde no tuve ningún problema. Me costó físicamente, estar al ritmo de ellos, entrenarme con ellos. Encima en el Diamond Ball me caí y me esguincé la rodilla operada. En un momento le dije a Rubén que me bajaba. ‘Yo te quiero a vos así’, me dijo. Y fui”.
Y en el torneo no cesó: “La pasé muy mal en los Juegos Olímpicos, porque después de lo de la rodilla, en el partido contra China un rival me hizo estirar el hombro y quedé con mucho dolor. La faja que le tiro al Puma (Montecchia) contra Estados Unidos fue porque no podía levantar el brazo derecho”.
A pesar de esto, Hugo fue sumamente importante con su experiencia para los momentos calientes. Los números pueden decir que tuvo 2.5 puntos y 1.5 asistencias, pero su importancia fue mucho más allá de su tarea en cancha, fue completamente fundamental y se llevó el merecido Oro para cerrar su historia con la celeste y blanca.
Alejandro Malky / [email protected]
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