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Quedaban unos segundos para que termine el partido. Los Angeles Lakers se estaba llevando el triunfo y Kobe Bryant falló un triple en la última acción. Ni bien sonó la chichara, él y Reggie Miller comenzaron a pelearse de la manera más horrible. Se atinaban golpes como si estuvieran en un cuadrilátero. La mesa de control quedó deshecha y los dos escoltas protagonizaron una trifulca que acabó con suspensiones por dos juegos para ambos.  

La pelea se venía cocinando desde el 2000, cuando los californianos eliminaron a los de Indiana en las finales de esa temporada. Dos años después, en marzo, ambos conjuntos (y jugadores) dijeron basta y resolvieron sus problemas de la forma más primitiva. Disculpa mediante, el escolta enterró el asunto y se dedicó a cumplir su suspensión. 

En el próximo encuentro los californianos se enfrentaban a Houston Rockets y Bryant no podía estar presente por la suspensión. El escolta estaba viendo el choque por televisión y eventualmente se dio cuenta de la gran muestra de apoyo que le dio su compañero, Shaquille O´Neal. 

Resulta que el pivote apareció con una camiseta de Kobe Bryant en medio del calentamiento. Era apretada y muy incómoda para una persona de sus características. No era cualquiera, ya que en ese momento el jersey del escolta no venía del tamaño de Shaq. ¡Era la que usaba el de Philadelphia en todos los partidos! 

Durante el partido el pivote se sacó la camiseta y la rompió. Se puso el equipo bajo sus hombros y brindó un recital, totalizando 36 puntos, 14 rebotes y siete asistencias que le permitieron a los de Phil Jackson llevarse el juego con amplitud (95-79).  

“Estaba un poco feliz, hombre, porque, ¿sabés cómo las reglas de la NBA te hacen usar esos uniformes apretados y pequeños de John Stockton? Estaba un poco feliz. La agrandó por mí. Esperaba que él pudiera usar short también", confesó Kobe entre risas.  

Amor por momentos, odio por otros. Lo cierto es que en el fondo siempre se quisieron y, afortunadamente, esa amistad los unió hasta los últimos tiempos del escolta. ¿Qué hubiera pasado si seguían juntos en Lakers? Sólo el destino lo sabe. Fabulaciones, fabulaciones. No se vive de ellas, pero que bueno es verlas divagar.