Uganda

El caso de John Brisker, el exjugador NBA que desapareció en Uganda

18:49 24/04/2020 | La rompió en la ABA y jugó en la NBA. En 1978 decidió dejar todo atrás e irse a Uganda. Lo dieron por muerto en 1985. Una historia peculiar.

Brisker en Sonics (Foto: NBA)

Jano es un dios de la mitología romana. Es el dios de las puertas, los comienzos, transiciones y finales. Esta deidad era representada por dos caras que simbolizaban el pasado y el futuro. Dos vertientes, dos frentes mirando hacia ambos costados de su perfil. La pura verdad, el portal, el inicio y el fin.

Su descripción cuadra con la vida que llevó John Brisker, uno de los jugadores más enigmáticos en la historia del básquet norteamericano. Antes de Dennis Rodman, Draymond Green y Bill Laimbeer existió él. En los vestuarios lo conocían como el campeón mundial de peso pesado de la ABA y su leyenda fue una de las más espectaculares. Jugó seis temporadas en la ABA y en la NBA como miembro de Pittsburgh Pipers, Pittsburgh Condors y Seattle SuperSonics. Era un excelente jugador, pero estaba completamente loco y, al igual que Jano, tenía dos caras, una buena y otra demoníaca. 

Su mente aguantó hasta donde pudo, pero su carrera en Estados Unidos se terminó en los Sonics, que le ofrecieron un gran contrato que no pudo rechazar. Sin embargo, en ese momento John ya estaba inmerso en el consumo diario de cocaína y mucho no pudo aportar dentro del rectángulo de juego. Por si esto fuera poco, el alero empezó un proceso de autodescubrimiento de sus raíces africanas que lo llevaron a un desenlace radical. 

Entre drogas, pensamientos lisérgicos, violencia y curiosidad, John dijo basta en 1978. Aquel año decidió irse a Uganda. Se lo dijo a su novia e inmediatamente después tomó un avión para enrolarse como mercenario en las filas del ejército de Idi Amin Dada. Este dictador fue muy bien retratado en la película el último rey de Escocia, en la que se describe la vida de uno de los mandatarios más sangrientos y desquiciados de la historia. 

El genocida africano era un fanático del básquet y cuando supo que John estaba en el país requirió sus servicios. Brisker tenía apenas 28 años, pero ya había dilapidado su futuro. Desde ese momento su vida estuvo en riesgo. Se encontraba solo en uno de los lugares más peligrosos del mundo, donde regía la verdadera guerra de todos contra todos descrita por Hobbes en el Leviatán.  

En 1985, siete años después de ese viaje a Uganda, el Tribunal Forense de Washington, en concordancia con el FBI, declaró oficialmente muerto a John Brisker, debido a que seguía desaparecido sin dar rastros de vida. Las hipótesis de lo que le ocurrió forman parte de una conspiración digna de Hollywood. La primera dice que Brisker murió en ese país, bajo las órdenes de Idi Amin Dada, quien podría haber sido asesinado por un grupo de opositores en el golpe de estado que derrocó al genocida en 1979. 

Otra de las conjeturas es la que indica que John nunca llegó a Uganda, sino que viajó a Guyana, en donde se integró a la secta del Templo de Dios, que estaba dirigida por el pastor Jim Jones. Según indicaron distintas fuentes confidenciales, el alero había conocido al hijo del líder del séquito durante su etapa en Seattle y podría ser él quien lo introdujo a ese loco mundo. Se comenta que Brisker pudo haber sido una de las 918 personas que se mataron en la masacre de Jonestown, el mayor suicidio colectivo de la historia de la humanidad. 

La tercera variante declara que John no está siquiera muerto y que continúa con vida en algún lugar de Uganda o África, lejos de todo lo que le hizo mal en Estados Unidos. Quizás esta sea la más bella de las hipótesis y la que muchos elijan creen. Tal vez, en aquellas tierras encontró paz y finiquitó con todos los problemas que lo persiguieron a lo largo de su vida. Ver para creer, pensar para crear. No queda otra que fabular. 

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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