Liga Nacional

Pablo Moldú: “Siento que hice algo en la historia de la Liga Nacional”

11:37 24/01/2023 | Extensa y valiosa charla con el exjugador, campeón con Gimnasia de Comodoro Rivadavia y Libertad de Sunchales. Repaso imperdible por su carrera.

Pablo Moldú: “Siento que hice algo en la historia de la Liga Nacional”

Cuando uno ingresa al “Hogar de los Tigres” en Sunchales la historia le pega una bofetada en la cara. Un estadio que por muchos años supo albergar al básquet grande e importante de Argentina y de Sudamérica. Fue la casa de uno de los mejores equipos de la historia de la Liga Nacional, albergó grandes batallas deportivas en el inicio del siglo 20.

Si bien el equipo no está atravesando su mejor momento, sino por el contrario, está lejos de las grandes batallas que supo protagonizar, actualmente compite en la segunda división del básquet nacional. Pese a eso, hay hinchas de lujo, de la historia grande del club y del básquet argentino. Cuando uno entra al estadio, como mencionamos antes, la historia te abofetea en la cara, más aún si cuando levantas la vista y entre el público, poco, presente uno puede ver a Pablo Moldú, el Chino Benítez o el Bebo Cerutti.

Sí, si lo que está pensando cuando lee estas líneas, le decimos que sí, cualquiera de los tres está, físicamente, en condiciones de seguir jugando. Los años parece que no les pasaron. Justamente con uno de ellos, uno de los integrantes de ese tridente estelar que llevó a Libertad de Sunchales a lo más alto con la obtención de la Liga Nacional charlamos para repasar su historia, su carrera, su vida.

Moldú es un histórico jugador que tuvo el privilegio y el lujo de conseguir dos campeonatos en la Liga Nacional con Gimnasia de Comodoro Rivadavia y Libertad de Sunchales. Una charla en la cual paseamos por muchos lados, con muchos temas y que ahora se la compartimos.

Entre familia y trabajo, Pablo reparte su vida entre Sunchales y Puerto Madryn, así que se lo puede encontrar en cualquiera de las dos ciudades. Ahora está en el sur dando un campus, en un alto de las actividades, se hizo un tiempo para atendernos.

Pablo nació en Tornquist, provincia de Buenos Aires, pero desde muy chico se fue a vivir a Puerto Madryn. Allí tuvo una primera experiencia en el básquet, tenía seis años cuando empezó a Deportivo pero no duró mucho: no le gustó y enseguida dejó. Varios años después, cuando tenía 11, fue a Guillermo Brown, ahí sí se sintió atraído, se enamoró del básquet y comenzó a practicar el deporte con otros ojos. Recuerda sus inicios viendo los programas de Adrián Paenza los domingos para poder consumir NBA, consumiendo todo tipo de revistas que hablasen de básquet y más.

REPASO DE SU CARRERA

- ¿Qué balance haces de tu carrera?
- Lo que más me gusta pensar cuando miro para atrás, es que cuando empecé esta aventura que me recluta Gimnasia, es que yo no tenía tan claro que iba a ser un jugador de más de 15 años en Liga Nacional, que iba a jugar en Europa, que iba a poder jugar en la Selección. Era joven y tenía ilusiones, pero no se si me veía como un jugador que podía tener todo el camino que hice. Me llena de alegría pensarlo que pude porque tiene que ver con el laboro que puse, puse mucho trabajo. No soy un talentoso, no soy un tocado con la varita mágica pero sí tengo esa suerte de haberme entrenado, de haber deseado y en el momento que ese deseo y ese querer no lo tuve, terminé mi carrera. Me reconforta, me da satisfacción haberlo conseguido.

- ¿Por qué crees que lo conseguiste?
- Mido 1.90 metros y eso en el básquet medianamente ayuda, soy una persona potente, así que es meterle horas de entrenamiento para con el básquet. Pero, en líneas generales, está en el haberme acomodado a cada situación que se me presentó. Miraba mis minutos en Liga Nacional, en Comodoro empecé jugando con 16 años y tenía cuatro minutos por partido, al año siguiente 5, al otro 7 y así sucesivamente, es decir que fue muy escalonado, yo no tuve una aparición rutilante que me catapultara rápidamente. Me fui ganando mi lugar y mis minutos. En toda mi estadística en general fue así. Creo que una virtud que yo tuve fue la de ser paciente y poder adaptarme a los distintos equipos. Claramente que tuve el acompañamiento del club que me banco, me esperó y me llevó de a poco. También tuve muy buenos entrenadores. En la carrera el deportista no va solo, tenés compañeros, entrenadores. El hecho que Fernando Duró haya venido a entrenar a Comodoro para mi fue un antes y un después.

- ¿Por qué?
- En ese momento yo creía que era un base. Él me dirigió cuando yo tenía 19 años, llegó y me dijo: ‘Vos sos un 2 que tiene la capacidad de jugar de base’ y me metió en el equipo como escolta suplente y me dio confianza. Yo no quería, no estaba de acuerdo, pero confié, me adapté, como te decía hoy y eso hizo que mi carrera fuera distinta. Eso se lo debo a Fernando. Me lo hizo ver y me convenció.

- ¿En qué momento te diste cuenta que podías ser un profesional y vivir del básquet?
- Creo que fue paso a paso, en la medida que iba ganando minutos, me fui dando cuenta, fui queriendo o sintiendo que podía hacer más. Antes de cada temporada era un desafío ver qué podías hacer y cuando ya me metía en la temporada, te lleva la ola y cuando termina se hace el balance. Te vas metiendo y te vas convenciendo que podes. No se cuando, pero siempre estuvo el deseo.

- ¿Cómo fueron tus inicios en el básquet viniendo de un lugar con poca tradición como Tornquist?
- En realidad yo nací ahí pero me fui de chico a Puerto Madryn y comencé a jugar al básquet ahí. Crecí mucho de chiquito entonces a los 12 años era un chico muy alto, entonces empecé a jugar al básquet un poco porque muchos me decían que podía y otro poco porque tenía amigos que iban. Había empezado a los seis, fui una semana y no me gustó, fui al Deportivo; a los 11 volví y ahí me enamoré por completo del deporte, ahí fue en Brown y algo tiene que ver porque yo soy hincha de Brown (risas). Ahí no dejé nunca más. Me pasaba veranos enteros adentro del club tirando al aro. En aquél momento no era tan fácil ver básquet, no se podía ver un partido por día como es ahora, nosotros teníamos que mirar el programa de Adrián Paenza el domingo a la noche para mirar algo de NBA, consumía las revistas, todas las estadísticas. Me encantaba. Soñaba con poder jugar. 

SU PRIMER PASO POR GIMNASIA

- ¿Cómo se da tu llegada a Gimnasia?
- Gimnasia me recluta a los 15 y me voy a vivir a Comodoro Rivadavia. En ese momento lo dirigía León Najnudel y estaba Enrique Tolcachier de asistente. Me vieron jugar en un Argentino de Infantiles y me llevan con otros chicos del país. Ahí empezó mi historia en Gimnasia.

- ¿Qué significó haber sido reclutado y haber sido dirigido por León?
- Con eso que te contaba hoy que leía, de que me apasionaba, tenía una profunda admiración por León Najnudel como personaje también de esta Liga Nacional, como fundador, como eminencia del deporte. Como nosotros estábamos en la cantera no teníamos mucho contacto con él, íbamos a ver la práctica de los mayores, participábamos en alguna pero lo mirábamos con mucho respeto y admiración. Sí teníamos mucho vínculo con Tolcachier.

- En estos días se habló mucho, muchas figuras de la NBA salieron a hablar sobre las acciones de los chicos tratando de emular a las estrellas de la NBA. ¿Vos cómo lo ves? ¿Crees que ese consumismo excesivo fue desvirtuando las categorías de base?
- Yo no tengo dudas. Creo que sí lo hizo. No tengo un juicio sobre si lo hizo bien o mal. El básquet cambió muchísimo, para mi cambió porque las personas que lo miran toman como algo natural que una persona pase mitad de cancha y tome un tiro desde ahí sin dar un pase, sin haber generado un movimiento previo. Esa súper estrella está re contra entrenada, juega en un básquet distinto al que jugamos nosotros todos los días y eso es lo que por ahí los más jóvenes no alcanzan a entender. Esos jugadores juegan en una liga que es un show, que está preparado para eso y que ellos también están preparados para eso, los chicos lo ven y sienten que es natural hacer eso y lo quieren replicar y no están preparados para eso.

SU ETAPA EN EUROPA

- ¿Cómo fue tu paso por Europa?
- Breve paso por Europa. Fueron tres años. Jugué en Italia, en las dos categorías más altas, y un tiempito en Grecia. La verdad, como experiencia de haber vivido en Europa, fue lo mejor que me pasó en la vida. No se si de otra manera yo hubiese podido vivir tres o cuatro años en Europa. En cuanto a lo basquetbolístico, creo que podría haber hecho una carrera distinta, me costó adaptarme y después apareció el tema familiar: cuando nació mi hija yo sentía que tenía que estar más cerca de los míos y pegamos la vuelta. En esos años Argentina estaba tomando importancia con el tema de los contratos. Volví y salí campeón con Gimnasia así que nunca jamás me arrepentí de haber pegado la vuelta.

- Grecia no es un destino habitual para un argentino y es una potencia en el básquet mundial. ¿Qué significó haber jugado ahí?
- Cuando yo fui hablaba con los jugadores de ahí y me decían que eran muy fuertes Olympiacos y Panathinaikos y los dos equipos de Salónica, el resto acompañan. Es cierto, por lo general, los planteles de Olympiacos y Panathinaikos tienen grandes figuras y se mantienen en ese grupo top de los ocho mejores clubes de Europa. Yo fui a un equipo chico que era de Atenas y lo habían mudado a Ampliadas así que estaban reacomodándose. La realidad es que no me sentí muy cómodo y pedí irme, justo se libera un espacio en Pavia en Italia así que terminé yéndome para allá.Yo no estaba solo, estaba casado, a punto de ser padre así que sentí que ahí no íbamos a estar cómodos.

- Ese fue el año de los Juegos Olímpicos…
- Claro. Atenas estaba toda preparada para los Juegos Olímpicos, con los carriles exclusivos, con todos los preparativos.

REGRESO A ARGENTINA

- ¿Por qué se dio la vuelta a Gimnasia? ¿Tenías otras opciones?
- Sí, tenía otras opciones. Al venir de Europa tenía un buen mercado, tenía posibilidades de elegir, de hecho de equipos que luego enfrentamos en semifinales de Liga ese mismo año, temía posibilidades. Pero bueno, Gimnasia es mi casa, Gimnasia es el equipo en el cual yo soy feliz siempre. En ese momento yo sentía que tenía que ir a un lugar donde me sintiese cómodo y no le erré la verdad. Empezamos muy mal el año pero terminamos siendo campeones. 

- Tenían buenos jugadores pero, quizás, no tenían un gran plantel comparado con otros equipos de esa temporada en la Liga.
- Cuando yo llegué, me parecía que ese equipo tenía plantel como para pelear, para meterse entre los primeros seis. Masieri venía de Europa, Cocha estaba vigente, teníamos tres extranjeros (Jervaughn Scales y Ruperto Herrera como nacionalizados), un plantel con veteranía. Empezamos a jugar y no ganábamos, estábamos 12º y eso que yo evalué que podíamos estar arriba, no estaba pasando. Llegó Charles Jones que nos dio un equilibrio, dimos una vuelta de tuerca necesaria y no perdimos más.

- ¿Hubo algún partido en el cual vos sentiste que a partir de ahí eran candidatos?
- Yo creo que no. Empezamos a ganar, como veníamos de tan abajo ganar era salir del fondo. Sí recuerdo que Paco Festa llegaba al vestuario después de ganar y tener una racha de triunfos seguidos y decía: ‘Estamos para campeones. Le ganamos a tal, le ganamos a tal y estamos para campeones’. Yo lo miraba y pensaba: ‘Paco estamos en el puesto 12. No veo la hora de que esto termine’. Él estaba convencido y creo que ayudó a convencernos a los demás que eso podía pasar. 

- Un Paco que ya tenía un bagaje importante en Liga, campeón…
- Sí. Experimentado, positivo al máximo, un tipo que queres tener en tu equipo, capaz de soportar la presión, capaz de llevarte adelante. Fue una muy buena experiencia haber jugado con él. No lo tenía así de enfrentarlo, no sabía qué esperar pero no me esperaba eso que terminó pasando. 

SU PASO A LIBERTAD 

- Le ganaste la final a Libertad y después te fuiste a jugar a Libertad. 
- Si (risas). Jugamos la final contra Libertad, ganamos, salimos campeones. Juego un año más en Gimnasia, nos enfrentamos con Libertad en semifinales de Liga Sudamericana, nos limpian y al otro año me voy a Sunchales. Termina la temporada y el segundo llamado que tengo es de Libertad. Un lugar en el que no me querían mucho. 

- Le habías cortado la fiesta dos años antes ganándole la final con desventaja de localía. 
- Sí, aparte habíamos tenido varios idas y vueltas con el público en un partido que habíamos ido a jugar allá, llegué y me puteaban de todos lados y en un momento les hago un gesto. Muy de cancha, propias de un jugador medio gil e hinchada. Cuando anuncian que había una posibilidad de que yo vaya a la gente no le gusta para nada, no estaba contenta con mi llegada y la verdad es que no le di importancia, estaba convencido de que ese equipo iba a salir campeón. Libertad es un club de los más importantes de la Liga, en ese momento era muy serio, sabías que todo funcionaba, te daba ganas de ir a jugar y no lo dudé un instante. Lo hablé con Gimnasia, que es el club de mis amores, arreglamos y lo entendieron. La realidad había cambiado en Gimnasia. 

- Tenían un equipazo en Libertad. 
- Sí. De hecho yo hablaba con Julio Lamas cuando estábamos charlando para ver si podía ir o no y me contaba el equipo y se me hacía agua la boca. Sabía que iba a estar Sepo Ginóbili, el gringo Pelussi, que iba a haber extranjeros buenos, Martín Muller de base suplente que era un chico joven que empujaba y que sabías que iba a responder, el chino Benítez, Marcos Saglietti que era un chico joven que había jugado, había participado pero terminó haciendo una campaña extraordinaria, el bebo Cerutti de atrás, que para mi es la cara, la imagen del club. Era un equipo terrible. Yo lo veía campeón. 

- Fue uno de los mejores planteles de la historia de la Liga. 
- Creo que si. Los playoffs de ese equipo fueron tremendas: 3-1 a Quilmes, 3-0 a Peñarol y 4-0 a Quimsa la final. Perdimos un solo partido en todas las series. Era demoledor. Era un equipo que no dudaba, defendía muy bien y cuando sumamos a Laron Profit que hacía de a 30 puntos sin esfuerzo, nos pusimos 10 puntos arriba de todos los equipos. 

- Ahí te empezaron a querer. 
- La verdad que tuve un buen año. Estoy muy contento de ese año en Libertad, ganamos el Súper 8 con un tiro mío en el final, el primer partido con Quilmes del playoffs lo ganamos con un tiro mío, tuve como algunos momentos destacados que hicieron que hiciésemos las paces con el lugar. 

- En las dos ocasiones fueron el primer título de Liga para los clubes. ¿Tiene algún sentido especial?
- A mi me llena de orgullo y me da mucha alegría. Los dos clubes, viviendo situaciones completamente distintas, son algo especial. En Gimnasia me convertí en un jugador profesional de básquet, me llevaron, me reclutaron, terminé la secundaria, me transformé en un jugador de básquet, en querer hacer esto para toda la vida y poder darle un título al club que me permitió hacer todo esto para mi fue maravilloso. Además con el grupo que lo logramos, con Gaby Cocha que es de ahí, es un fenómeno y tampoco había podido ganar nunca un título, la verdad que me llenó de alegría. Y Comodoro es un lugar especial en mi corazón, es el club del cual soy hincha. Pero cuando yo voy a Libertad era un desafió porque ahí me terminaba de recibir de jugador para ver si podía jugar fuera de Comodoro. ¿Puedo ganar algo en otro lado? ¿Puedo jugar bien en otro lado? Entonces era un desafío muy grande. Libertad había deseado mucho tiempo al título de Liga Nacional, había jugado un par de finales con buenos equipos y no lo había conseguido. Era un club que se merecía el título, era ordenado, serio, vos querías ir a jugar ahí. Haberlo conseguido y haberme mostrado a mí mismo que podía ser un jugador profesional en otro lado, me llenó de alegría.

SU PASO POR LA SELECCIÓN ARGENTINA

- ¿Te quedó alguna deuda pendiente con la selección? 
- Creo que no. Tuve la suerte y la desgracia, pero más suerte que desgracia, de haber sido coetáneo con la Generación Dorada. Esos monstruos. Termino siendo un jugador de básquet y vivir de esto, viajar por el mundo, gracias a esos chicos que dos años iban a Europa y la rompían y fueron a la NBA y despertaron un aprecio enorme hacia los jugadores argentinos. Ahí aprovechamos jugadores como yo, fuimos y pudimos hacerlo gracias a ellos. Pero cuando ibas a la selección tenías unos monstruos, fuera de serie. Tuve la suerte de jugar, di la vuelta al mundo con la selección pero creo que era lo que podía hacer, no mucho más. El año que me fui a Libertad de Sunchales tuve que renunciar porque tenía que mover a toda mi familia de un lugar a otro, encima cuando terminó la temporada me fui a Europa a jugar un mes y medio, cuando volví tenía que ir a la preselección y mudarme a Sunchales. Yo sentía que no iba a tener tanto espacio en la selección, renuncié y ahí terminó mi historia con la selección. 

- ¿Te sentís parte de la Generación Dorada? 
- A ver, no tengo nada que ver con los logros que obtuvieron, no me quiero colgar de logros ajenos pero sí tuve la suerte de estar en el mismo lugar y en el mismo momento que esos chicos. Tuve la suerte de compartir las primeras convocatorias de Rubén Magnano, tuve la suerte de compartir semanas de entrenamientos en Chile, de haber ido a Australia con muchos de esos chicos, de jugar un torneo internacional en Brasil. 

- Después de ese título con Libertad, ¿sentís que tu carrera comenzó una curva descendente? 
- Sí. En realidad ahora que pasó y terminó, lo veo claramente. Al año siguiente en Libertad es como que me costó reenfocarme, yo estaba pasando momentos personales complicados, pero fuera de eso me costó enfocarme. Al otro año, el tercero mío en Libertad, empiezo muy bien el año y me rompo el ligamento cruzado, a partir de ahí voy a Sionista donde buscaba una cierta estabilidad y el equipo no empezó bien, varias derrotas, cambio de extranjero, yo estaba volviendo. Ahora que lo miro para atrás, noto que el deseo ya no era el mismo y si yo que me hice jugador con deseo, determinación y trabajo, si no tenía el deseo, daba ventaja. 

- ¿Cómo se da tu llegada a Unión de Sunchales tras ser campeón con Libertad? 
- Siempre a las decisiones deportivas las tomé con mucha frialdad. En el momento que tuve que salir de Gimnasia, el club de mis amores, del que yo era hincha, para ir a jugar a Libertad porque pensaba que íbamos a salir campeones, no lo dudé un instante aunque sabía que iba a recibir hostigamiento y poca aprobación de parte de los hinchas, no me importó y me fui igual. En el momento que decido ir a jugar a Unión, me pasaba que yo quería estar en la ciudad, estaba en pareja con mi actual esposa que es de Sunchales, mi hija del matrimonio anterior estaba viviendo en Sunchales, entonces yo me quería quedar ahí. Unión estaba jugando, Libertad no me necesitaba, así que no lo dudé demasiado. 

- ¿Ves muy cambiada la Liga? ¿Tenés alguna opinión al respecto? 
- Algunas cosas me cuestan entender. Me parece que 20 equipos es un montón para los jugadores y el dinero que tiene la Liga, Argentina es un país muy complicado para generar recursos y el dólar, es una moneda muy volátil, entonces es muy difícil asegurarse buenos extranjeros y buenos jugadores. El que tiene chances de irse afuera, se va. En ese contexto, 20 equipos me parece un montón entonces cae el nivel de juego. A veces creo que no es todo lo bueno que podría llegar a ser. Otra cosa que me cuesta un poco es no encontrar partidos televisados, si bien el mundo cambió y hoy pasan muchas cosas por el tema del streaming, así y todo yo prendo el tele a la noche y sé qué días hay NBA, también me gustaría saber qué días hay Liga Nacional. Tener más pantalla. Pero esta discusión la tenemos desde que yo jugaba y antes también. 

HOMENAJE DE GIMNASIA 

- ¿Qué significó para vos el retiro de la camiseta por parte de Gimnasia? 
- Un montón. Cada vez que hablo de esto hago un paralelismo que me ayuda a ejemplificarlo, si Gimnasia me hubiese comprado un 0km hubiese sido genial, lo hubiese usado, aprovechado pero después lo voy a cambiar, va a perder valor, pero esto que hicieron de retirar la camiseta es para siempre. Ningún otro jugador va a usar la camiseta 7, esa camiseta es de Pablo Moldú ahora. Por lo menos para mi, tiene muchísimo más valor que cualquier otra cosa que me hubiesen dado. Es algo único. Un premio, un homenaje, quizás el más importante para mi, como jugador. 

- ¿Te lo esperabas? 
- No, no me lo esperaba. Sabía que era un jugador importante en la historia del club pero no me lo esperaba. Cuando me lo comunicaron meses antes de la fiesta, me encantó, me emocioné mucho, se los agradecí pero no me lo esperaba. 

- Si tuvieses que ocupar un lugar dentro del básquet actual, ya retirado como jugador, ¿adónde te verías? ¿Te ves como dirigente? 
- No, como dirigente no. Todavía creo que puedo estar adentro de la cancha, no jugando, pero hablando de básquet, quizás como manager aunque no veo esa figura dentro del básquet argentino. Me gustaría trabajar en la técnica individual en las formativas, no como entrenador, sino como algo extra. Me veo como asistente de algún equipo de Primera trabajando con el scouting, en cosas específicas. Como entrenador, al frente de un equipo, no me veo, no siento que sea lo mio. 

- ¿Te sentís importante dentro de la historia de la Liga? En un ranking de la Liga, ¿en qué posición te pondrías? 
- Muy buena pregunta… (risas). Siento que hice algo en la historia de la Liga. Tuve un momento en el cual fui muy importante en esas ligas y me pasa ahora que veo estos de los rankings, que salieron algunos publicados en algunos medios y estoy entre los primeros 30, lo veo en otro medio y estoy entre los primeros 50. La verdad que me sorprende y me pone muy contento. Estar dentro del ranking de los primeros 100 jugadores me parece una locura, estar dentro de los 50 o 60, me parece un montón. El tema con los rankings es que hablamos de la Liga Nacional, por ejemplo Manu Ginóbili es el mejor deportista de la historia en Argentina y en Sudamérica, pero, ¿es más importante en la Liga que Marcelo Milanesio? No, porque hablamos de la Liga. En esas cuentas finas es donde es difícil colocarse. Pero sí me siento importante dentro de la historia, la Liga es una parte importante dentro de mi vida y voy a estar eternamente agradecido que me haya dejado ser parte.  Si me preguntas a mi, yo me pondría en el puesto 50. Creo que hubo 49 jugadores mejores que yo en la Liga. 

- ¿Te sentís referente? 
- No soy popular, pero, por ejemplo, voy a Comodoro y sí me siento que soy un referente; voy a Sunchales, estoy en el club, preguntan de básquet y alguno que tenga una cana a veces me nombra, entonces, en un punto, sí. Estas cosas siempre son difíciles porque uno habla de uno y parece que es más importante de lo que es. 

 

Federico Radulovich / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @FRadulovich

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