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Parece un juego de palabras y la verdad que podría serlo y tener cierta gracia, pero la realidad es que, lamentablemente fue así. Mar del Plata fue la casa de la Selección Argentina en la segunda parte de la Ventana FIBA, tras jugar los primeros cuatro encuentros en “El Templo del Rock”, estadio de Obras Sanitarias en Buenos Aires, comenzó a jugar de local en el Polideportivo Islas Malvinas, los últimos tres juegos como local. Vale recordar que hizo de local contra Paraguay por no tener su estadio listo.

Mar del Plata es un ícono dentro del turismo en Argentina. Es, quizás, la ciudad más turística del país. Pero, además, es un faro importante para la Liga Nacional, desde que Peñarol dio el gran salto en 1988, luego de tres años que se comience a jugar la máxima categoría argentina, siempre la jugó y la ganó en cinco ocasiones. Salieron muchos jugadores importantes de La Feliz y también fue la casa de la Selección Argentina en logros importantes, como el FIBA Américas de 2011.

Buscando recuperar la mística de esos años, Argentina volvió a Mar del Plata tras muchos años. Luego de iniciar en Obras, se decidió comenzar a jugar en el Polideportivo Islas Malvinas, allí se cerró la Ventana FIBA y se jugaron los últimos tres encuentros como local.

El registro fue de dos victorias y una derrota pero dejó un sabor muy amargo. El primer encuentro fue ante Bahamas, un gran triunfo argentino, floreándose ante un rival disminuido. Facu Campazzo manejó los hilos del equipo del Che García, Tortu Deck fue imparable, Marcos Delía se adueñó del juego interno. Una victoria importante de cara a la clasificación pero además una gran prueba para ultimar detalles de cara a la Americup que iba a comenzar 72 horas después en Brasil.

Tras esa victoria ante Bahamas y en las horas previas a viajar a Brasil, se desató la interna en el seleccionado nacional que terminó con el Che García echado de su cargo de entrenador principal cuando estaba prácticamente arriba del avión. Esta situación generó un gran revuelo dentro del ambiente, algo que luego se apagó con la obtención de la Americup por parte del equipo que fue dirigido por Pablo Prigioni.

Pero el destino, con mucha cisaña, tenía previsto un futuro cargado de amarillismo y mucha emotividad. Néstor García volvió a dirigir a República Dominicana, rival de Argentina en el cierre de la Ventana FIBA y con una clasificación al Mundial 2023 en juego. 

Argentina volvió a elegir a Mar del Plata como sede para disputar la última Ventana FIBA. Tras vencer a Canadá, se jugaba la clasificación mano a mano contra República Dominicana. Contó con la llegada para disputar un juego trascendental de Gabriel Deck y Nicolás Laprovíttola, pero el destino quiso que el equipo dirigido por Néstor García vuelva a ser el ganador, lo cual provocó la eliminación de Argentina y la imposibilidad de clasificar a la cita ecuménica. Dejando un sabor amargo y una sensación de tristeza, pese a estar en La Feliz.