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Hace unos días se conoció el caso de Dominique Wilkins y el jarabe mandibular agrio que el número 23 practicó con ellos, en el que llegó al vestuario de Hawks y les advirtió a todos lo que haría esa noche. Lo mismo ocurrió en medio de una serie de playoffs ante Washington. Esta no es una historia sobre su competitividad, pero si sobre el avasallamiento, la presión y la intimidación que provocaba Michael Jordan a sus rivales.

El año era 1997 y los Bullets enfrentaban a Chicago Bulls en la primera ronda de playoffs de la Conferencia Este. La previa al partido se vivió con nervios para los de la capital, pero los de la ciudad del viento estaban tranquilos, tan pasivos que, según Chris Webber, quien en esa época estaba en aquel equipo, Jordan pasó por el vestuario del rival caminando y fumando un habano. Al mirarlos les dijo: "¿Quién me va a marcar esta noche?”.

Ese partido Michael Jordan explotó y anotó 29 puntos que le permitieron a Chicago ganar el primer punto de la serie ante Washington. Luego, en el segundo enfrentamiento, el escolta marcó 55 tantos y en el tercero 28. Eventualmente, los Bulls liquidaron la serie y Webber nunca olvidó esa anécdota. Diversión e intimidación. Simplemente MJ. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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