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Los periodistas españoles Sixto Serrano y Fernando Laura se dirigieron a Estados Unidos buscando una entrevista con el mejor jugador del mundo: Michael Jordan, quien no sólo les dio el gusto de charlar con ellos, sino que también se convirtió en chófer, guía y protector de “dos reporteros con muy buena suerte”. A continuación, la historia de un relato que se publicó en la edición de la revista Gigantes de junio de 2016 

Los jugadores se iban a bañar. Todos menos un tal Michael Jordan quien se reía mientras esperaba la introducción. Luego de la formal presentación, el 23 dijo: "Hola, muchachos, ¿cómo están? Espero que tengan una gran estancia en Chicago. Tengo todo el tiempo que necesiten”. 

La charla, obviamente, fue en inglés y tanto Sixto como Jordan quedaron a gusto y maravillados con el contenido de la entrevista. Al finalizar el acto, el periodista le pidió un autógrafo para su hermano y Michael accedió. Unos minutos más tarde, el escolta fue el que pidió un favor. Como era su primera nota a un medio español quería que se la envíen ni bien saliera. "Era un grandísimo honor para mí", recuerda Serrano.  

El siguiente objetivo era continuar haciendo un par de fotos más. "Sí, seguro, las que quieran, denme unos minutos para ducharme. Vuelvo enseguida, espérenme allí”, respondió Jordan. Junto a Orlando Woolridge, Sixto, su compañero Fernando y Michael se fueron a un bar. Allí hablaron de absolutamente todo. “Estábamos soñando", escribió Serrano en el artículo en la revista española Gigantes.  

La utopía no terminó allí y, después de todo lo que hizo por ellos, los alertó de la peligrosidad del barrio en el que estaba el hotel en el que se alojaban. "De ahí nos sacó Michael. Anulamos la reserva y al poco de esperar en la calle, llegó un todoterreno conducido por Jordan, Stan le acompañaba”, recuerda Sixto. 

“Luego, él (Stan) y Michael nos llevaron a un restaurante, en otro rascacielos, donde ya nos esperaba la mujer de Stan, la encantadora Phyllis. Y allí, en las alturas, con unas vistas espectaculares de Chicago, Fernando y yo tuvimos la gran suerte y el inmenso honor de cenar con Stan, Phyllis y Michael Jordan. Nunca olvidaremos esa cena, la recordamos cada vez que nos vemos en nuestros frecuentes encuentros de viejos camaradas. Y tampoco olvidamos lo que nos dijo Jordan cuando nos despedíamos de él”, contó Sixto. 

 “Cuídense mucho, amigos, buen viaje de regreso a casa y, por favor, no se olviden de enviarme la revista con mi entrevista”, finalizó Jordan. Un mensaje cordial y simple que jamás olvidarán.