Balances: San Martín perdió su principal virtud y la temporada se le hizo cuesta arriba
17:30 26/05/2019 | Tras una profunda reestructuración, el último finalista de la Liga Nacional se quedó afuera de la edición 2018/19 de la Liga en los octavos de final.
San Martín de Corrientes fue uno de los equipos finalistas de la última temporada y cimentó ese logro a partir de la solidificación de una estructura y de un proceso que abarcó años de desarrollo, con el entrenador Sebastián González a la cabeza. Sin ir más lejos, solamente hubo dos cambios en el plantel entre la temporada 2016/17 y el de la 2017/18 (Jony Treise por Juan Pablo Cantero y Justin Keenan por Damián Tintorelli) y no hubo cortes de extranjeros en ninguno de los dos cursos. A su vez, en la última temporada solo hubo un cambio temporal a lo largo de toda la competencia (Michael Hicks por Leo Mainoldi) y también fue positivo.
Pero mantener una estructura ganadora es tanto o más difícil que erigirla, ya que el valor de cada una de las individualidades aumenta a lo largo del camino y de los resultados positivos. En el inicio de esta temporada 2018/19, la institución correntina decidió no poner en riesgo la salud financiera del club, por lo que el presupuesto decayó. La única ficha con contrato era la de Lucas Faggiano, pero el resto de los jugadores clave del proceso fueron tomando diferentes caminos: Fede Aguerre y Mainoldi se fueron a Quimsa, Treise a Regatas y tampoco renovaron extranjeros de la jerarquía de Justin Keenan y Reynaldo García. Misma situación corrió para Matías Lescano.
Quien sí se quedaron, además del entrenador González y del armador Lucas Faggiano, fueron Michael Hicks (tras el Súper 20) y Jeremiah Wood (durante el Súper 20). Con ellos como base sólida, San Martín inició un nuevo camino desde cero en esta temporada 2018/19. Llegaron muchos jugadores nuevas a la institución correntina, entre ellos Tomás Zanzottera, Lee Roberts, Pablo Orlietti e Irwin Ávalos, entre otros. Toda esta reestructuración se vio reflejada en el Súper 20, el primer torneo de la temporada, en donde terminaron su grupo en el cuarto puesto (récord 4-4) y finalmente fueron eliminados en el Repechaje por su clásico rival, Regatas (0-2). Se fueron antes de lo pensado y sin cumplir el objetivo de equipo.
En la previa al inicio de la Liga Nacional comenzaron los cambios, algo sumamente inusual para el San Martín de las últimas temporadas: Gabriel Peralta reemplazó a Irwin Ávalos y se realizó el corte de Orlietti, así como también se incorporó al serbio Milos Petkovic. Igualmente, pese a este escenario de incertidumbre, el inició liguero fue bueno. El Rojinegro ganó tres de sus primeros cuatro compromisos (Gimnasia, Olímpico y Quimsa) y dentro de los primeros 11 partidos se produjo la mejor racha de victorias consecutivas (3; Comu, Obras y Boca). El principal eje del arranque positivo de los correntinos se plantó en el Fortín Rojinegro, en donde ganaron siete de sus primeros nueve partidos.
Durante el primer tramo, hasta el parate obligado por la sexta ventana FIBA, el equipo de González acumuló un récord 10-7 para posicionarse bien dentro de la tabla. Sin embargo, en el último lapso sufrió el primer golpe duro de la temporada: la eliminación en la primera ronda de Liga de las Américas, a manos de San Lorenzo y Valdivia de Chile, en el marco de un torneo que les cayó incómodo.
La reanudación de la competencia doméstica llegó con nuevos cambios: Ariel Eslava tomó el lugar de Petkovic y se sumó a Ricky Harris. La idea era aumentar la rotación y jerarquía del plantel, pero también se hizo mella en la química de un equipo nuevo que se estaba armado y que tuvo que volver a conocerse con el acople de estas piezas al sistema. En este tramo final fue donde quedó más evidenciada la irregularidad de San Martín, a un punto tal que solamente pudo encadenar victorias consecutivas en solo una ocasión y fueron tres (Instituto, Ferro y Obras, a fines de abril). Durante este tramo final también tuvieron que soportar la peor racha de derrotas consecutivas, que fue de cuatro partidos y todas ante rivales de la zona baja: Instituto, Peñarol, Quilmes y Bahía Basket.
Llegó Travis Elliot sobre el cierre de la fase regular, pero la irregularidad de mantuvo, algo que podría haber estado dentro de las posibilidades de un plantel casi nuevo por completo. Eso sí, siempre fueron competitivos. Con un récord 19-19, los correntinos culminaron la primera etapa de la competencia en el décimo puesto de la tabla general, por lo que el cruce de octavos de final fue ante el séptimo y en desventaja de localía. ¿Cuál fue ese equipo? Regatas, ni más ni menos que el clásico rival. Comenzaron la serie pisando fuerte en condición de visitante y robándose la localía, pero luego perdieron los tres partidos siguientes de manera consecutiva. La serie fue vibrante y tuvo varios cierres electrizantes; San Martín falló en los detalles y por eso de despidió en los octavos.
"Me ha tocado estar en seis temporadas en San Martín; en cinco de ellas tuvimos podio y en esta oportunidad no cumplimos ninguno de nuestros objetivos como equipo. Entonces, para mí, en los resultados se toma como un fracaso. Después, en rendimiento, en trabajo de equipo y cosas que tuvimos que hacer, hay que hacer otro tipo de análisis un poquito más profundo, que no solamente los jugadores lo tienen que hacer. Pero hoy deportivamente no cumplimos ninguno entonces, en los resultados, es un fracaso", fue la autocrítica de Sebastián González tras la eliminación.