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En la historia de la NBA hay miles, millones de enfrentamientos entre jugadores, algunos se vuelven más picantes que otros y perduran en el tiempo. Podemos citar varios casos, pero hay uno que tiene un condimento especial y es entre Damian Lillard y Patrick Beverley.

Comenzaron a enfrentarse en la temporada 2012/13. Beverley ya llevaba un par de años en la mejor liga del planeta, jugaba en Houston Rockets e intentaba ganarse un lugar en la poderosa competencia. Por el lado de Lillard, era su año de rookie tras ser seleccionado en la sexta posición del draft.

La tenacidad defensiva de Pat hizo que el duelo entre ellos se picara cada vez que se enfrentaran hasta volverse un clásico. Mientras Damian se mantuvo en Portland Trail Blazers, quien lo había escogido en el draft, Beverley pasó a Los Angeles Clippers en la 2017/18 tras cinco temporadas en los Rockets.

La rivalidad entre ellos fue creciendo, los cara a cara fueron elevando la temperatura. Fueron 34 veces las que se vieron las caras. Durante el 2023, Lillard expresó su deseo de salir de Portland hacia un equipo que sea capaz de pelear el anillo de campeón. Finalmente fue Milwaukee quien logró quedarse con la gran estrella de la NBA. En los Bucks se iba a juntar con Giannis Antetokounmpo, uno de los mejores jugadores de la historia de la mejor liga del planeta.

Pero no solo se iba a reunir con el gigante griego sino que, para sorpresa de él, iba a tener otra inesperada compañía. Durante la agencia libre, los Bucks sumaron otro fichaje importante: Patrick Beverley, el gran rival de Damian. La intención era buscar mejorar su poderío defensivo.

El problema de Milwaukee era saber cómo iban a reaccionar ambas figuras, principalmente por la rivalidad que los enfrentaba. Fue el propio Beverley quien se encargó de confesar cómo limaron las asperezas entre ellos y fue ni bien arribó a los Bucks. En su podcast, Pat confesó: “Vamos a la fiesta de cumpleaños de Bobby Portis. Damian Lillard viene y me dice: '¿Qué pasa Pat?'… Estoy como, '¿Qué pasa Dame? Él dijo, 'Necesitamos sentarnos y hablar.' Yo le digo, 'Al diablo con estar hablando. Salgamos a cenar'”.

Tanto Lillard como Beverley limaron asperezas, unieron sus fuerzas y escoltan a Giannis, la gran figura del equipo porque tienen un objetivo en común: ganar un anillo de campeón.