El sueño del pibe: quién es Gonzalo Pérez, el nuevo DT de Boca
22:33 30/04/2024 | Gonzalo es un joven que está en Boca desde premini y que, de golpe, se vio con la responsabilidad de manejar a un equipo de notables. Su historia.
El primer dato es contundente: cuatro de sus dirigidos son más grandes que él. Gonzalo Pérez (Quilmes, 16 de febrero de 1994), tiene 30 recién cumplidos (sin crisis), pero está lejos de los 39 de Mainoldi, 37 de Mata, 36 de Schattmann y 35 de Seba Vega. Pero su ilusión y compromiso con el juego y con Boca es tan grande que no encuentra ahí un escollo. Al contrario. Los conoce desde hace bastante tiempo, porque casi que vive en Boca desde hace 10 años, cuando fue sumado a la planta permanente del club.
Su historia es la de muchos jóvenes apasionados por este juego. Llegó a Boca como jugador de premini pero rápidamente se notó que su futuro estaba más afuera que adentro de la cancha. Y empezó el camino de tantos: jugador, monitor, asistente en categorías formativas, entrenador en formativas, asistente de la primera, entrenador de la primera local y luego el profesionalismo. Su primer contacto, sin embargo, con el básquet de Liga de Boca fue el de muchos pibes: secaba la cancha en los partidos cuando Carlos Duro dirigía por primera vez a Boca, allá por el 2005.
Aunque empezó a dar una mano en la Liga Nacional en épocas de Ronaldo Córdoba, paradójicamente no fue en el club donde dio el primer salto a la A como asistente: Martín Villagrán lo convocó a Gimnasia de Comodoro en la 2018/19 y allí estuvo dos temporadas, la segunda frustrada porque se suspendió por la pandemia del Covid. En la campaña 2020/21 volvió a Boca convocado por Gonzalo García y ya se quedó fijo en el cuerpo técnico de primera.
El ascenso de Duro a coach principal tras la salida de Gonzalo lo colocó como primer asistente y allí estuvo un año y medio, hasta que la dirigencia de Boca decidió el corte de Duro y, buscando un efecto parecido al del año anterior, apostó por el primer asistente, con una diferencia: Gonzalo era indudablemente alguien del riñón de Boca, algo que para el club y para el hincha da un plus muy importante. Porque además Gonzalo es bostero de alma y soñaba con algún día tener la chance, aunque no de esta manera, porque su relación con Carlos era bárbara.
Ahora tiene en sus manos la etapa final y decisiva de un equipo armado para repetir lo del año pasado, pero pensando en el título. Por ahora, en dos partidos, ambos ganados, le impuso una impronta personal, con carácter y pasión, que se vio por primera vez anoche ante Peñarol, cuando estaban 12 abajo en el arranque del tercer cuarto y fue vehemente con sus jugadores en un tiempo muerto. Obviamente, a la larga, Boca dependerá de sus jugadores, pero Gonzalo, un obsesivo del juego, tiene claro que al final del torneo deberá quedar vacío de energía. Porque, se sabe bien, Boca es Boca. Ni más ni menos.