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La historia entre Mikal Bridges y Philadelphia 76ers parecía que estaban destinadas a caminar juntas. El alero comenzó a jugar en la Great Valley High School de Malvern, en Pensilvania, rápidamente se erigió en una de las principales figuras del equipo, con destacadas actuaciones, mostrando una gran capacidad anotadora y recibiendo varios reconocimientos individuales.

En 2015 comenzó su carrera universitaria en Vilanova jugando para los Wildcasts. Fueron cuatro años los que se mantuvo en la institución y consolidó su juego con buenas actuaciones, con números destacados, eso lo llevó nuevamente a acumular reconocimientos. Entre el más importante, ser galardonado con el premio Julius Erving, reconocimiento al mejor alero de la División I.

En 2018 parecía que su sueño se iba a cumplir: Philadelphia lo eligió en el draft en la décima posición y Mikal iba a jugar en su casa, algo que cualquier jugador desearía. Sumado a eso, su mamá trabajaba en la franquicia porque era empleada de la empresa propietaria de la organización. 

Pero la noche no terminó bien. Los Sixers decidieron traspasar al jugador oriundo de Philadelphia a Phoenix Suns a cambio de Zhaire Smith, elegido en ese mismo draft en la posición 16. El cambio le salió mal a los Sixers: su nuevo jugador apenas jugó 13 encuentros y promedió 11 minutos por juego.