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La carrera de Lonzo Ball es una de esas en las que ya nos empezamos a preguntar qué hubiera sido si no se hubiera lesionado. Fueron más de dos años y medio los que Lonzo estuvo sin jugar, desde el 14 de enero de 2022. El pasado 16 de octubre, Lonzo volvió a ponerse la camiseta de los Chicago Bulls con el dorsal 2 y le puso punto final a la ansiada espera. Sus compañeros de equipo, aunque algunos de los que estaban cuando él llegó a la franquicia ya no están, le hicieron un homenaje en el vestuario, y se vivió un momento emotivo.

Sin embargo, las lesiones vuelven a aparecer en la vida del jugador. Si bien es algo normal debido a que no estuvo compitiendo a alto nivel durante mucho tiempo y el cuerpo no está adaptado al impacto que tiene jugar en la NBA, un esguince de grado 1-2 en su muñeca derecha podría dejarlo afuera de las canchas por 10 días o más.

En el partido entre los Bulls y los Grizzlies, el jugador tomó un tiro y sufrió la lesión: "Si juego con ella ahora mismo mientras sigue inflamada, podría llegar a grado 3. Eso requeriría cirugía. Estoy tratando de evitar eso, obviamente. Dejar que baje la hinchazón, con suerte vendarla y volver a ello".

Lo que sorprendió es que el jugador siguió en la cancha, lo que podría haber empeorado la situación: "Lo sentí, pero tenía la adrenalina por las nubes. Intentaba ganar el partido. Pero no fue nada que me frenara realmente, así que espero poder vendarme lo antes posible y volver a salir ahí fuera".