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Las historias de despilfarros de plata en la NBA se cuentan de a miles, pero posiblemente pocas sean tan notorias como la de Brian Cardinal en Memphis. Es que el propio Jerry West lo ubicó como uno de sus dos mayores errores como GM de los Grizzlies junto al hecho de haber drafteado a Drew Gooden en lugar de Amare Stoudamire.

Cardinal había debutado con Detroit en el 2002 y había tenido hasta un paso por Pamesa Valencia en 2003. Sin embargo, después de ese paso por España, volvió a la NBA y fichó en Golden State, donde tuvo sus mejores números, con 9.6 puntos y 4.2 rebotes en 76 encuentros, 11 de ellos como titular.

Tan buena fue su campaña, que los Grizzlies decidieron llevárselo en un contrato largo de seis temporadas, pero por 37 millones de dólares, una cifra altísima para la época para jugadores de su estilo, más de rol y no de figura.

“Era un jugador que pensábamos que podría ayudar. Podía lanzar de tres, se esforzaba mucho, y realmente le gustaba al entrenador, Hubie Brown. Cuando miramos los puntos fuertes y débiles de aquel equipo, sentimos que necesitábamos a un jugador que hiciera el trabajo sucio, que luchara por balones sueltos, que hiciera ese tipo de jugadas. En su primer año jugó bien y luego se lesionó. Decir que fue una decepción sería decir la verdad. Cuando se lesionó nunca volvió a ser el mismo” desarrolló West.

Cuatro temporadas después, el bueno de Cardinal se fue traspasado a Minnesota. Su mejor año fue el primero, con 9 unidades y 3.9 rebotes por juego en 58 partidos. Luego de ello, en las tres campañas siguientes no superó los 36 partidos. Finalmente se retiró después de conseguir el anillo en 2011 Dallas.