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Denver, y todo el resto de los equipos de la NBA, se están jugando mucho a esta altura del año, por lo que ganar es el primer punto y, si se puede, luego jugar bien. Es cierto que en el básquet normalmente ambas cosas van unidas, pero también que a veces se puede jugar mal, pero un poco mejor que el rival, y eso es lo que vale. 

No fue exactamente lo que pasó esta noche en Charlotte, porque Denver jugó bien durante buenos pasajes del partido, pero en otros, donde lo hizo mal, en ocasiones tuvo suerte y en otras supo manejar sus propios errores, como por ejemplo en el final, donde dejó pasar una ventaja de 11 a 8 minutos del final (102-91), para complicarse solo el cierre. 

Por suerte para Michael Malone, los errores increíbles (como un pase de Barton directo a un rival que terminó en doble cuando estaban 5 arriba y faltaba un minuto, que complicó todo. Igual, el mago Jokic todo lo soluciona, metió 2 libres clave, tomó el rebote ofensivo del partido y la tormenta se aplacó. 

Fue 113-109 para Denver, con otro triple doble del serbio, de alto nivel: 26 puntos, 19 rebotes y 11 asistencias. Gordon empezó bárbaro y se diluyó con el tiempo, pero sus números fueron buenos (21 puntos y 7 rebotes). Barton aportó 18 y Morris, importante en el final, 14. Campazzo no entró. Con este triunfo, Denver quedó 45-31, se alejó de Minnesota (43-33) y quedó a medio de Utah (45-30). Vigesimotercer triunfo de visitante de los Nuggets (22 tiene de local), el mejor récord fuera de casa de la franquicia en su historia.

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