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Golden State Warriors había hecho soñar a muchos antes del comienzo de la temporada. Después de aquella fatídica final perdida ante los Raptors en el 2019, parecía que la temporada 2021/22 sería finalmente la del reencuentro, en la que todos los jugadores actuales estarían disponibles a mediados del torneo, para ir otra vez por el título. 

Pero no salió casi nada bien. O, mejor dicho, salió medianamente bien hasta hace 45 días, pero en realidad era una ilusión, porque Draymond Green seguía lesionado (11 semanas afuera), el equipo no era lo mismo sin él y, si bien Klay Thompson había vuelto tras dos años y medio, no jugaba como el candidato a campeón que debía ser. 

Ahora la situación es peor, aunque todavía con posible solución. Volvió Green, pero al segundo partido se lesionó Curry, que volverá recién para los playoffs. Perdieron 14 de los últimos 22 partidos, cayeron al tercer puesto en el Oeste, con Dallas peligrosamente cerca, pero sobre todo están jugando verdaderamente mal. Aunque no este Curry, eso no debería pasar. Y Draymond Green se hizo cargo anoche, luego de perder en Washington.

"Nunca había jugado en un equipo que fuera peor conmigo en cancha", dijo en la conferencia post partido. "Y ese es el lugar en donde estamos realmente ahora. Me siento horrible. Sano, pero horrible. Sé que estuve 11 semanas fuera, 8 sin tocar el balón, pero para criticarme, me importa un carajos eso. Soy competitivo. Te ponen a jugar para hacerlo bien, no importan las circunstancias. Yo sigo pensando que puedo tener grandes actuaciones. Y no las he tenido todavía. Y esas son las expectativas mías en relación a mí". 

Los Warriors están hoy 48-27, terceros en el Oeste, con Dallas cerca (46-29) y un calendario no súper exigente, pero con varios partidos complicados: visitas a Memphis, San Antonio y New Orleans, que se están jugando cosas importantes, y local contra Phoenix, Utah y Lakers, también con necesidades. Todo sin Curry.