Basquetplus.com

¡Lorenzo de Albacete! gritaba un eufórico Usman Garuba en el vestuario del España campeón del Eurobasket el mes pasado, y todo lo que se había dicho y leido en los dos meses anteriores pasaba a la historia. Lo importante era ganar, y se había ganado. Y si Lorenzo Brown no hablaba una palabra de español, sentía la camiseta española como Rudy Fernández o había cobrado dinero para hacerse español, se esfumaba como agua entre las manos. 

Para ser honestos, lo de España fue un ejemplo más de algo que, digamosló, FIBA no ha podido evitar. Y es que resulta muy difícil, más allá de sostener la regla de un solo nacionalizado por país en los torneos internacionales, hacer algo más. Porque se corre el riesgo de cercenar los derechos individuales de las personas, algo en lo que ya se está al límite con la regla vigente, para algunos. 

La cuestión es que la carrera por "fichar" nacionalizados, algo en lo que España siempre sacó ventajas (Brabender, Luyk, De la Cruz, Sibilio, Rogers, Smith, Biriukov, Mirotic, Ibaka, etc), es algo que se contagió y hoy todos los países, incluso los poderosos, van por uno que les complete alguna posición débil. Si sabe ubicar al país en el mapa, mejor, pero si no poco importa. 

La cuestión es que para el Mundial del año que viene, que clasificará a los países a los Juegos Olímpicos de París, ya hay una camada que está detrás de jugadores importantes, como asegura el Diario As. El caso más conocido es el de Joel Embiid y Francia, pero el problema con el camerunés es que ahora también tiene la nacionalidad estadounidense y podría haber interés de los yanquis para llevarlo de su lado. Y, como dijimos, como la relación afectiva es tan blanda, Embiid seguramente verá qué le conviene más y dónde tendrá más chances de ganar, situación que no ha vivido muchas veces en su carrera (profesionalmente al menos, nunca). 

Otro que apunta alto es Italia con Paolo Banchero. Si bien aquí las cosas están bastante más claras, porque ambas partes vienen hablando hace tiempo, el padre de Banchero es hijo de italianos y Paolo tiene ya el pasaporte italiano desde el 2020. Estuvo a punto de ir al Eurobasket, pero teniendo en cuenta que este año comenzaba en la NBA, finalmente no fue. El tema con él es que Italia ya tiene a Nico Mannion, también nacionalizado, por lo que si llega Banchero deberá prescindir de Nico. Hoy, no habría ninguna dudas. Está claro.

Banchero siempre ha dicho que quiere jugar para Italia y hasta ahora nunca ha mostrado sospechas de cambiar de opinión. Banchero le daría a Italia una profundidad en el juego interior que podría hacerla escalar varios puestos. 

El tercer caso en cuestión es el menos cercano a concretarse, porque es el jugador aquí el que se ha ofrecido a nacionalizarse. Hablamos de Kevin Punter, el alero norteamericano que actualmente juega para el Partizán de Obradovic y, no sabemos si por sentimiento o para quedar bien, declaró hace unos meses que "estoy abierto a jugar para Serbia. Tengo el pasaporte desde hace unos años y desarrollé una relación especial con el país". Los serbios, hasta ahora, fueron bastante reticentes a sumarse a la moda. Veremos si resisten ante tantos fracasos seguidos. 

En algunos de estos casos, las nacionalizaciones son un tema de dinero. Por poner un ejemplo conocido, Dar Tucker recibió una fortuna para sumarse a Jordania. En Asia esos casos son numerosos y, en general, por mucho dinero. Por eso no pueden negarse a jugar todas las veces que se lo pidan (recordar los viajes interminables de Tucker en su época en San Lorenzo). 

Después hay otros que no son dinero cash, pero sí dinero en especias. Por ejemplo, Lorenzo Brown, al nacionalizarse español, tendrá otro valor en España si llega a jugar allí, o en donde los extracomunitarios son restringidos. De hecho, se especuló mucho con la posibilidad de que Brown fuera al Real Madrid, aunque terminó siendo confirmado en Maccabi. Según pudo averiguar Básquet Plus, Brown no recibió dinero en efectivo por hacerse español, sino que lo hizo por estos beneficios y solo asegurando jugar con el equipo un año. Ahora, le será difícil escaparse del Mundial, salvo que Mirotic diga que quiere volver y los bases estén todos sanos. 

Como se ve, un tradicional mercado de pases, pero ahora en selecciones. Un tema tan abierto como polémico. La historia seguirá.