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Kevin Garnett y Paul Pierce trajeron de nuevo a la mesa al Manu Ginóbili “de pelo largo”. Aquella versión del argentino fue tan dominante que quedó a un voto del MVP en las finales de la NBA 2004/05, y que por muchos fue considerado el mejor jugador del mundo en aquel momento.

Esa campaña lo tuvo en la previa como campeón olímpico de Atenas 2004 liderando a Argentina con mucho más que no se vio en las estadísticas. No había preparación mejor para la temporada que se vendría con unos Spurs que apuntaban a ganar su tercer anillo.

Y la 04/05 marcó lo que podía ser el argentino como titular y como una de las armas principales del equipo de Gregg Popovich. El bahiense jugó los 74 partidos de fase regular como parte del quinteto inicial y elevó sus números a 16 puntos, 4.4 rebotes, 3.9 asistencias y 1.6 recuperos, con un crecimiento a 47% en tiros campo y 37% en triples. A su vez, consiguió llegar por primera vez al All Star.

Pero el verdadero mejor jugador del mundo llegó en los playoffs, con 20.8 puntos, 5.8 rebotes y 4.2 asistencias en 23 partidos, jugando 15 de ellos como titular. Ya en la definición, Manu tuvo 18.7 unidades, 5.9 recobres y 4 pases gol con 49% de cancha y 39% de campo, para terminar segundo en la lista del MVP y para muchos como el mejor de aquella definición ante los Pistons que terminaría ganando en 7 partidos.