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Apenas un pequeño número de estrellas deportivas es o ha sido capaz de generar en las personas algo diferente, movilizarlas una manera que sólo el deporte y ellos pueden hacerlo. Estas últimas horas han vuelto a demostrar que una de ellas fue Diego Armando Maradona, leyenda del fútbol mundial y protagonista de algunas de las mejores hazañas deportivas que falleció ayer a sus 60 años de edad e hizo explotar los reconocimientos y homenajes tanto en las redes sociales como en las calles del mundo. Bien podría decirse que Magic Johnson integra ese selecto grupo. Y, curiosamente, en 1994 ambos se encontraron en una cancha de básquet.

"El mundo perdió a uno de los mejores futbolistas que jamás haya vivido, Diego Maradona. Fue una de las emociones más grandes de mi vida cuando llegué a conocerlo. Descansa en paz, amigo mío. Mis oraciones están con tu familia", sentenció el cinco veces campeón de la NBA en su cuenta oficial de Twitter cuando se enteró de la noticia de la muerte del Diez.

¿A qué encuentro se refería? Al que ocurrió en la Argentina, durante un tour de exhibiciones realizado por el histórico base de Los Ángeles Lakers. Ya retirado, Magic pasó por varias ciudades de la región para acercar esa "magia" a la mayor cantidad de zonas posibles. Su segunda parada fue Rosario, en donde disputó un partido entre su combinado de exjugadores de la liga estadounidense y una fusión entre el plantel de Olimpia de Venado Tuerto y Sport Club Cañada de Gómez.

The world lost one of the greatest soccer players that ever lived Diego Maradona. It was one of the thrills of my life when I got to meet him. Rest In Peace my friend and my prayers go out to his family. 🙏🏾 pic.twitter.com/SgQvij7a72

— Earvin Magic Johnson (@MagicJohnson) November 25, 2020

Aquel mano a mano tuvo lugar en el estadio cubierto de Newell's Old Boys, equipo que por ese entonces contaba con Maradona en sus filas. Además, los entrenadores de aquellas instituciones eran Julio Lamas y Sergio Hernández. El campeón del mundo con el seleccionado nacional en México 1986 arribó a las instalaciones y ambos se fundieron en un abrazo, como si se conocieran de toda la vida. Intercambiaron camisetas, se sacaron fotos y le dieron a la historia una de las imágenes más emblemáticas que ha dado el deporte.