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Se podría decir que los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 fueron el principio del final de la Generación Dorada. La fecha marcada es el 17 de agosto, día en el que Argentina cayó por 105-78 ante el Dream Team de Estados Unidos, en el Arena Carioca 1. Los 27 puntos de Kevin Durant liquidaron el encuentro para los dirigidos por Sergio Hernández pero eso fue solo la estadística. El final del camino en Río marcaba el principio del gran legado de Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni.

Fue la última vez que pudimos ver a Manu y a Chapu con la camiseta de la Selección Argentina. El bahiense terminó con 14 puntos y 7 asistencias, mientras que el alero santafesino registró 12 tantos y 5 rebotes. Eso fue anecdótico si hablamos de los grandes logros que tuvieron ambos con la Albiceleste. Ginóbili pasó 18 años como miembro del seleccionado y Nocioni 17, acumulando un subcampeonato mundial, una medalla de oro y una de bronce en Juegos Olímpicos.

Fue el final de un sueño que duró 15 años para Manu y Chapu y que comenzó en aquel título en el Sudamericano de Valdivia 2001. Oveja Hernández, fiel a su estilo, eligió terminar el encuentro ante Estados Unidos ese 17 de agosto con los cuatro campeones olímpicos que tenía en su plantel: Ginóbili, Nocioni, Luis Scola y Carlos Delfino, acompañando al pivote Roberto Acuña.

Es imposible olvidar el tiro de Manu, a 00:01 segundos del final ante Serbia para clasificar a la final de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 o los 37 puntos de Nocioni ante Brasil en Río 2016, metiendo un triple legendario que llevó al partido a tiempo suplementario. Son sólo algunas de las hazañas indivuduales que entregaron ambos deportistas que, sin dudas, se encuentran entre lo más grandes en haber nacido en el país.

El legado que dejaron Ginóbili y Nocioni al deporte argentino es incalculable. Sentaron las bases y lideraron el vestuario de las nuevas figuras como Facundo Campazzo, Nicolás Laprovittola, Gabriel Deck, Nicolás Brussino, Patricio Garino y Marcos Delía. No solo lograron llegar al Olimpo del básquet argentino, sino que lo hicieron demostrando que la ética de trabajo, el compromiso colectivo y el sacrificio eran los peldaños que había que subir.

Pasaron 6 años de aquella noche en Río en la que una hinchada argentina cantó más que nunca cuando terminó el partido, ante la mirada atónita de Durant, Kyle Lowry, Carmelo Anthony, Kyre Irving y compañía. El reconocimiento fue tan grande que lo que se recuerda justamente en una fecha patria es el legado y la mística que entregaron Ginóbili y Nocioni, dos próceres del básquet argentino.