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Facu Campazzo viajó a fines del 2020 con toda la ilusión a la NBA para sumarse a Denver Nuggets, en un año súper especial. Una pandemia había hecho suspender a la NBA por primera vez en su historia, se había terminado la temporada en una burbuja en Orlando que terminó en octubre y eso hizo que la 2020/21 arrancara más tarde de lo habitual, por eso Campazzo tuvo tiempo de empezar ese año en el Madrid, ganar un título (Supercopa, con MVP incluido), y luego viajar a Denver para sumarse a un equipo que justamente había dejado una excelente imagen en esa burbuja. 

Los puntos débiles de Campazzo los sabíamos todos, sobre todo él mismo: su altura, su no muy certero tiro de tres puntos y el hecho de que iba a poder ejercer poco su juego como base, ya que en los Nuggets había dos extraordinarios: uno como Jamal Murray y otro como Nikola Jokic, pivote pero principal generador de juego del equipo. La lesión de Murray le permitió a Facu tener un muy buen final en su primera campaña, pero en la segunda se le exigió algo que Facu no pudo dar, terminó perdiendo minutos a manos de Bones Hyland y luego todo fue para abajo, terminando con una pequeña participación en Dallas Mavericks. 

Mirando la NBA de entonces, había un jugador que tenía muchas similitudes con Facu y que peleaba como él para ganarse un espacio, más allá de que hacía mucho tiempo ya que jugaba en la NBA y era norteamericano, dos ventajas que Campazzo no tenía: TJ McConnell. El base suplente de Indiana, con un coach más FIBA (Nate Bjorkgren), pero sobre todo con muchas menos pretensiones (Indiana pasaba por un momento de bajos objetivos), también era petiso (oficialmente 1.85, pero apenas más alto que Facu), sin un tiro de 3 muy bueno y con una energía tanto defensiva como para ir hacia el aro donde marcaba la mayor diferencia. 

De hecho, en un momento, se había dicho, antes de lo de Denver, que Indiana había puesto sus ojos en Campazzo. La realidad es que Facu cayó en unos Nuggets con altas aspiraciones (de hecho se consagraron campeones dos años después), y esa necesidad hizo que no hubiese tiempo ni para esperarlo ni para disimular sus defectos. Facu había ido, resignando mucho dinero, buscando esos dos primeros años donde poder hacerse un lugar para luego meter un gran contrato. No ocurrió. 

McConnell, por su parte, estuvo acompañado también por la suerte de estar en el momento y lugar adecuado. Un año menor que Facu (tiene 32 años ahora), enganchó la subida de los Pacers teniendo un rol importante con Rick Carlisle (un coach más del estilo internacional), completando en la 23/24 su mejor campaña en la NBA: 10.2 puntos y 5.5 asistencias en 18.2 minutos, con 40.9% en triples (pero tirando muy poquito), lo que lo puso en muy buena situación para su renovación. 

McConnell ya venía con un contrato como el que aspiraba Facu (33 millones por 4 años, que terminan en esta 2024/25), pero hoy consiguió una extensión fantástica: 4 años más (hasta la 2028/29, donde tendrá 37 años), por 45 millones. Es decir, si sumamos la próxima temporada, que todavía no jugó, se aseguró 54 millones por los próximos 5 años. TJ estuvo en el lugar donde tenía que estar. Facu vivió una experiencia única, pero estar en un equipo tan bueno le jugó quizá en contra. Cuestiones del destino.