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El regreso de Andrew Wiggins a un nivel competitivo en el arranque de la temporada 2024-25 ha sido una grata sorpresa para Golden State Warriors. Luego de un par de campañas irregulares, donde su producción y presencia en la cancha se vio mermada, el alero canadiense ha vuelto a ser una pieza vital. Con Stephen Curry fuera temporalmente por una lesión en el tobillo, la responsabilidad ofensiva recae en Wiggins, quien en los primeros juegos ha demostrado que está listo para tomar las riendas.

Wiggins, quien fue fundamental en el campeonato de 2022, brilló durante la primera semana de la nueva temporada. En los primeros tres partidos, promedió 19.7 puntos, 6.7 rebotes y 2.3 asistencias, con impresionantes porcentajes de tiro: 55% en tiros de campo, 58% en triples y 80% en tiros libres. Estos números son una clara mejora respecto a su desempeño en la temporada pasada, donde apenas promedió 13.2 puntos y lanzó con un 36% desde la línea de tres puntos.

La capacidad de Wiggins para explotar los tiros abiertos, especialmente desde el perímetro, es crucial en un equipo como los Warriors, cuyo sistema ofensivo depende en gran parte de los espacios generados por Curry. Ante la ausencia del base estrella, Wiggins se posiciona como el jugador más capaz de asumir la carga anotadora, algo que ya se ha visto reflejado en sus primeros partidos, donde ha superado con creces sus promedios de la campaña pasada. Además, ha convertido 11 triples en tres juegos, algo que en la temporada anterior le llevó 15 partidos alcanzar.

Otro aspecto clave es su capacidad defensiva, un elemento que lo ha convertido en uno de los jugadores más completos del equipo. Wiggins puede ser la solución temporal que los Warriors necesitan mientras Curry se recupera, pero también tiene la oportunidad de consolidarse nuevamente como una estrella del equipo. Si logra mantener este nivel, no solo será vital en esta etapa inicial de la temporada, sino también a largo plazo, cuando la carga ofensiva necesite ser compartida de manera más equitativa.