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Qué hubiera pasado si... Una frase que invade la cabeza de muchas personas. Oportunidades desperdiciadas, chances malogradas y trenes que algunos eligieron no tomar y otros ni siquiera lo pudieron vislumbrar. En el básquet, como en la vida, también ocurren estas situaciones y a lo largo de la historia moderna hubo vastos jugadores que nunca pudieron demostrar sus talentos en la NBA. Dejan Bodiroga, Oscar Schmidt y Sergio Llull, entre otros, son algunos de los ejemplos principales.

En el caso del español, es el mismo base el que rechazó distintas ofertas de equipos NBA, principalmente la de Houston Rockets, que en los últimos años lo sondeó en muchas oportunidades. A pesar de todo, el armador de Real Madrid se mantiene en el conjunto español, ganando títulos y aportando lo suyo en base a puntos, asistencias y personalidad para cerrar los partidos en los minutos en los que su equipo más lo necesita. 

Dejan Bodiroga es otro de esos jugadores que jamás pudo demostrar que podía competir en la NBA. Al igual que el español, el serbio nunca quiso ir a la liga de Estados Unidos, a pesar de que fue elegido en el Draft de 1995, en la posición 51 por Sacramento Kings. En América lo comparaban con Magic Johnson, pero a él nada de eso le importó y se quedó en Europa a ganar todo. Fue dos veces campeón del mundo y consiguió 13 títulos a nivel clubes. Un fuera de serie total.

Oscar Schmidt, más conocido como El Mano Santa, es el tirador oriundo de Brasil que tampoco llegó a la NBA. En Europa fue una leyenda y en su país también. Poseía una ética de entrenamiento única (lanzaba alrededor de 500 triples por día) y seguramente en la liga de Estados Unidos hubiera logrado cosas importantes. De igual manera, se las arregló para vencer al seleccionado norteamericano en los Juegos Panamericanos de 1987. 

El imparable Nikos Gallis fue una pesadilla para los entrenadores y jugadores rivales y por eso es nombrado en este informe. Como su nombre lo indica, es de Grecia, pero nació en Nueva Jersey, Estados Unidos y adquirió la nacionalidad europea para jugar con la selección helénica. Antes de su arribo, el conjunto del Viejo Continente era un equipo mediocre. Con ellos ganó el Eurobasket de 1987 y fue cuatro veces máximo goleador del torneo. A su vez, fue el máximo anotador de la liga de su país en 11 ocasiones seguidas. También se dio el gusto de jugar en la NCAA para Seton Hall y los Celtics lo seleccionaron en la cuarta ronda (pick 68) del Draft de 1979, pero nunca pudo debutar en ese nivel. 

El último de los jugadores que jamás pisó una cancha NBA fue Theodoros Papaloukas, el griego que conquistó Europa a base de eficiencia, personalidad y muchos lujos. En su periplo europeo ganó dos Euroligas con CSKA Moscú, y totalizó 15 títulos a nivel clubes. Además, fue muy importante para su selección, ya que consiguió la medalla de plata en el Mundial de Japón 2006 y la medalla de oro en el Eurobasket de Belgrado en 2005. La NBA lo quiso llevar en el verano de 2007, pero él decidió quedarse en Rusia. 

A su vez, hay algunos jugadores que llegaron a la NBA y tuvieron diferentes rendimientos en los últimos años. Uno de ellos fue Juan Carlos Navarro, quien tuvo buenas prestaciones en Memphis Grizzlies, pero, luego de una temporada, decidió regresar a España. Algo similar ocurrió con el lituano Sarunas Jasikevicius, quien estuvo en Estados Unidos desde 2005 hasta 2007, defendiendo los colores de Pacers y Warriors. 

Aleksandar Djordjevic tuvo un paso aún más efímero por la NBA, ya que apenas jugó ocho partidos en la temporada 1996/97 con Portland Trail Blazers. Finalmente, el último caso fue el de Vasilis Spanoulis, quien apenas jugó una campaña en Houston Rockets, luego de ser traspasado por San Antonio Spurs, el conjunto que lo seleccionó en el Draft de 2004 (pick 50). 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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