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Incluso antes de pisar la NBA por primera vez en 2003, LeBron James debió convivir con las comparaciones. Es un escenario que el aceptó y al que tuvo que adaptarse, pero del que jamás intentó escapar. ¿Su meta? Alcanzar el nivel de grandeza logrado por Michael Jordan, su máximo ídolo. Esta temporada, tiene la chance de acercarse un poco más al emblemático exjugador de los Chicago Bulls en un apartado en el que es el líder absoluto: los MVP Finals.

El alero de Los Ángeles Lakers puede ganar su cuarto galardón si la franquicia de California llega a las Finales y él es la pieza más valiosa, condición que ha revalidado a través de su rendimiento en la etapa regular tras promediar 25,3 puntos, 7,8 rebotes y 10,2 asistencias, rubro en el que lideró a la liga. Si consigue el trofeo, se despegará de Tim Duncan, Shaquille O'Neal y Magic Johnson (todos ellos consiguieron tres) y quedará solo en la segunda posición de este listado histórico, que comanda Jordan con seis consagraciones.

Además, James se convertiría en el primer jugador en la historia de la NBA en ganarlo con tres equipos distintos: ya lo hizo con Miami Heat y Cleveland Cavaliers. Cada vez que ganó el título, él fue nombrado MVP: su primera obtención se dio en 2012, cuando los de Florida derrotaron a Oklahoma City Thunder. Luego, repitió en 2013 ante San Antonio Spurs. En 2016, contra todos los pronósticos, lideró a los de Ohio hacia una remontada épica y también se coronó como el máximo exponente de las series ante Golden State Warriors.

"Mi única motivación es el fantasma al que estoy persiguiendo. Ese fantasma jugó en Chicago", señaló el Rey en una entrevista con Sports Illustrated en 2016. Cuatro años después, todavía se encuentra en esa cruzada que lo pone de nuevo en una cita con la historia. ¿Podrá lograrlo y avivar aún más el debate sobre quién merece sentarse en el trono? Solo él y el tiempo lo saben. La carrera se reiniciará esta noche, cuando los Lakers enfrenten a Portland Trail Blazers en la primera ronda.