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En tres minutos y medio parecía que todo se había acabado. Los Clippers arrancaron arriba 18-2, en modo demoledor, y los Mavs parecían un equipo de mini sin entrenador. Encima, Luka Doncic tuvo que salir por una torcedura de tobillo, tras 4 pérdidas y un arranque demasiado impreciso del esloveno (4 pérdidas).

Pero no era día para apuestas. Sin Doncic primero, y luego ya con el esloveno de regreso, Dallas metió un parcial de 48-18 (¡+30!) y le sacó 14 a los Clippers, colocándose arriba 50-36, en un cambio de 180 grados de juego, trámite y desarrollo del partido. Tras su vuelta, Doncic había metido 15 puntos y terminado la primera mitad con 19, más 6 rebotes y 5 asistencias.

No había sido normal ninguna de las dos situaciones. Cuando se regularizó en el tercer cuarto, ya todo muy parejo, llegó el balzado para los Mavs. Arriba 71-66, Porzingis cayó en un infanticidio, entró en un roce con Morris, ambos recibieron falta técnica pero, como era la segunda del letón, a las duchas. 

Ya sin él, a Dallas se le hizo todo muy cuesta arriba. Doncic pensó que podía ganar el partido solo, dejó de pasarla, forzó demasiado (¡11 pérdidas!) y, si bien mantuvo a Dallas a tiro, cuando llegó el sprint final, los Clippers pusieron quinta y lo resolvieron. 

¿Cuánto mérito hubo de Dallas por haber quedado cerca y cuánto de control de la situación de los Clippers? Imposible saberlo. Habrá que esperar al segundo choque, aunque si Dallas cree que en situación de mucha desventaja quedó cerca y eso lo confía, será un error fatal. En los Clippers, las figuras fueron Leonard (29 puntos, 12 rebotes, 6 asistencias) y Paul George (27 y 4/11 triples). 

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