La temporada 1996/97 fue una bastante complicada para los Bulls. La euforia por volver a ganar el título en 1995/96 había hecho que algunas cuestiones se distendieran y fuera más difícil hacer que todos se enfocaran en el objetivo de repetir. El que la llevaba peor era Dennis Rodman, que había vuelto a mostrarse disperso. Para colmo, en marzo de 1997, se lesionó un tobillo, justo cuando los Bulls debían ir por una gira por el Oeste.
Phil Jackson no quiso saber nada con dejar a Rodman solo en Chicago mientras ellos se iban, por lo que le encomendó a Wally Blase, un entrenador que colaboraba con él, que se quedara con Rodman y lo acompañara a la casa de su representante en Orange County, California para controlar que hiciera los ejercicios de rehabilitación. Jackson sabía que Rodman saldría de fiesta allí, por eso le dio a Rodman una lapicera y le dijo: "“Cuida de Wally y ocúpate de que se ponga condón”.
La primera movida ya salió mal. Cuando Wally y Dennis se subieron al avión (en esa época, previa al 11S, podían esquivar la sala de embarque gracias a las gestiones del equipo de seguridad de Chicago), el altavoz del avión anunció que el destino del vuelo era Dallas, y no Los Ángeles. Wally miró a Dennis. "No sufras, hermano. He hablado con mi representante. Tenemos que visitar a mi madre en Dallas y echar un vistazo a la casa que acabo de regalarle”.
Cuando llegaron a la terminal de equipajes, los esperaban dos larguísimas limusinas blancas llenas de mujeres ligeritas de ropa. Después de visitar a mamá, por la noche recorrieron los clubes de Dallas en compañía de las chicas y finalmente retornaron a la suite del hotel. Wally se quedó dormido en el sofá, no llegó a la cama. La historia recién arrancaba.
Dennis despertó a Wally a las ocho y media de la mañana. "Levántate, hermano, ya dormirás cuando estés muerto". Fueron al gimnasio y Dennis hizo ejercicios". Luego, durante el desayuno, Wally le preguntó a qué hora salía el vuelo a California. "Hoy no, hermano. ¿Alguna vez has ido a una carrera NASCAR, a una competición de automóviles de serie?”, le dijo a Wally.
Alquilaron un helicóptero y volaron al circuito, a fin de evitar el tráfico. Cuando aterrizaron, Dennis propuso que fueran a conocer a Richard Petty y arrastró a Wally hasta la sala vip del circuito. Al tercer día Wally comenzó a hartarse. Le dijo a Dennis que perdería su trabajo si no se trasladaban inmediatamente a California. Dennis todavía no estaba en condiciones de abandonar Dallas. "Venga ya, hermano. La carrera de ayer fue de cara a la galería, hoy es la de verdad".
Wally llamó a su jefe, el entrenador Chip Schaefer, y le informó que seguían en Dallas. "No te preocupes -le contestó Chip-. Al menos no se ha metido en líos". Un día después, finalmente llegaron a California y Wally pensó que la situación se calmaría. Nada más aterrizar, Dennis quiso ver su nuevo Lamborghini. Mientras estaban en el garaje, Dennis le pasó a Wally la llave de otro coche, su Porsche amarillo, y le preguntó: "¿Alguna vez has conducido un Porsche?" Wally negó con la cabeza. "No te preocupes".
Ambos salieron disparados por las calles de Orange County como si compitieran en las 500 Millas de Daytona. Fue una magnífica aventura tras otra. Un día acudieron al programa The Tonight Show y se fotografiaron con Rodney Dangerfield y el grupo de música No Doubt. Otro día se reunieron con el productor cinematográfico Jerry Bruckheimer para hablar de la posible participación de Dennis en Armageddon. También asistieron a un partido de los Anaheim Ducks y se hicieron fotos con algunos de los ídolos del hockey de Wally. "Fue como una combinación de las películas Todo sobre mi desmadre y Casi famosos", dijo luego Wally, que se hizo muy amigo de Dennis.
Un año después, durante una pausa en las finales del campeonato en Utah, Dennis afirmó que estaba harto de la aburrida Salt Lake City y fletó un jet para irse con Wally a Las Vegas. Dennis no le contó que había planificado esa excursión como regalo de cumpleaños para él, ni le dijo que había invitado a un puñado de amigos, incluidos la actriz Carmen Electra, el cantante y compositor Eddie Vedder (Pearl Jam) y la leyenda del hockey Chris Chelios. "Fue la mejor noche de mi vida", aseguró Wally, quien no dudó en calificar a Rodman como "uno de los seres humanos más simpáticos que puedes llegar a conocer”. De eso no hay dudas.
Fragmento de: “Once anillos” (Phil Jackson & Hugh Delehanty)