Basquetplus.com

El añejamiento del vino es el conjunto de transformaciones que lleva la bebida a lo largo del tiempo, en donde adquiere cualidades superadoras que permiten que obtenga matices que antes poseía, refinando el líquido y entregando diferentes características propias del estilo que se busque lograr. 

Está claro que Luis Scola no es un vino, pero, de manera similar, con el paso de los años va creciendo y agregando facetas a su repertorio. Desde la alimentación hasta el tiro de larga distancia y la habilidad para salir jugando, el argentino jamás deja de mejorar, incluso aún después de haber cumplido cuatro décadas de vida. 

Italia está siendo testigo del hecho y desde que llegó al Varese no hizo más que deleitar a todos con su completo ataque. Hasta el momento el argentino participó en los cuatro partidos que disputó su equipo en la Supercoppa, en los que se destacó por su aporte en puntos, rebotes y asistencias.  

Primero cumplió con la ley del ex y la rompió ante el Milano en la primera presentación del Varese en el torneo, totalizando 21 puntos, cinco rebotes y una asistencia en 26 minutos en cancha. Luego, ante Brescia, Scola terminó con 18 tantos, cuatro rebotes y tres asistencias. Lamentablemente, en ninguno de los dos juegos su conjunto pudo ganar. 

Los últimos dos enfrentamientos fueron ante Cantú. En el primero de ellos el conjunto del argentino logró su primera victoria, con un gran aporte de Scola (26 puntos y seis rebotes en 26 minutos en cancha. El último de los choques logró la misma cantidad de tantos y volvió a ser la figura, pero Varese perdió.  

Hasta el día de hoy, el Varese se ubica tercero en el Grupo A de la Supercoppa italiana, con un balance de 1-3. No obstante, a pesar del rendimiento colectivo, jamás deja de sorprender el aspecto individual de uno de los argentinos más determinantes en la historia del básquet nacional. 

Y Scola, al igual que el vino, mejora con el tiempo. Porque viejo es el viento y, aunque algunos no lo crean, todavía sopla.