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Estados Unidos

La noche en la que Kevin Durant bailó a todos en Rucker Park.

17:01 09/05/2020 | El hecho ocurrió el 1 de agosto de 2011, durante el cierre patronal de la NBA. Durant jugó para DC Power en el Entertainers Basketball Classic.

Durant en Rucker Park (Foto: Gigantes)

Gente tomando alcohol en las tribunas, un presentador verborrágico y la noche cayendo en Rucker Park, una de las canchas callejeras más significativas del planeta. El hecho ocurrió el 1 de agosto de 2011, durante el cierre patronal de la NBA. ¿El motivo? Se presentó Kevin Durant, quien iba a jugar para DC Power en el Entertainers Basketball Classic 

El partido empezó tranquilo, con Kevin Durant atacando el aro de manera cómoda y sin mucha oposición (20-19). Sin embargo, a partir del segundo cuarto el equipo rival ya comenzó a marcarlo con dobles y triples marcas para evitar que cobre importancia. A pesar de eso, DC Power logró cerrar el primer tiempo al frente en el marcador (35-28) 

En el tercer las diferencias se achicaron y las defensas se acrecentaron, especialmente para los visitantes, quienes forzaron pérdidas y recuperaron balones que les permitieron dar vuelta el tanteador (53-57). Así fue que mantuvieron su ventaja hasta el final del periodo, el cual cerraron con cuatro de diferencia a su favor (66-70).  

A partir del último cuarto Kevin Durant se hizo cargo de la situación, primero con triples desde el costado derecho y luego desde el costado izquierdo. “Todos tratan de marcarlo”, decía el animador, lo que motivó aún más al NBA.  

En la siguiente jugada la misma acción, una crónica de muerte anunciada desde el rincón izquierdo. Triple y a guardarla. Kevin estaba enloqueciendo a todos y Rucker Park ya no era una cancha sino un boliche de la quinta avenida neoyorquina.  

Tras cada triple que marcaba la cancha más se ensanchaba y el público deliraba. En la última jugada lo de Durant no fue excepción y otra vez se fue por su zona de confort, riéndose como si fuera el guasón a punto de volar Ciudad Gótica. Cinco, cuatro, tres... Un pique entre las piernas y luego un lanzamiento kilométrico que entró sin oposición y liquidó el partido a favor de DC Power, causando el delirio de la gente que invadió la cancha en cuestión de segundos. 

Aquella noche Kevin Durant anotó 66 puntos en total y fue el rey sin corona de un reino sin reconocimiento. Fue monarca de Atlántida y presidente de la nada misma. Pero una nada que lo fue todo. Porque así lo quiso él. Jugó como en el patio de su casa, por algo tan simple y tan complejo como el honor. Respeto, puro respeto.  

 

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