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Arrastrando una preparación que empezó bien y terminó mal, Argentina iniciaba con muchas incógnitas su camino en España 2014, aunque por historia, prestigio y valentía de sus jugadores, jamás había que darlos por hechos.

Lamas apostó de arranque por una formación (Campazzo-Prigioni-Herrmann-Nocioni-Scola) que le daba, entre otras cosas, dos importantes: poder ofensivo superior (en todos) y la posibilidad de defender con cambios en varias posiciones, permitiéndole a Scola menor recorrido, por ejemplo, en las cortinas altas a Ricky Sánchez (su defendido).

Como además Paco Olmos salió sin Barea de titular (fue Huertas), Argentina aprovechó lo que tendrá pocas veces: superioridad de talla y potencia en Herrmann y Nocioni. Entre ambos le hicieron un desastre a Puerto Rico: 17 puntos y 9 rebotes en un cuarto. 

Sacó 13 de luz (23-10), con una gran efectividad, y buena aplicación de sus reglas defensivas, salvo algún desajuste en el pick and roll entre los bases y Balkman. El problema: dos faltas de Prigioni. Lo mejor: además de Nocioni-Herrmann, no depender de la anotación de Scola, más centrado en juntar y pasar, para alegría de los tiradores.

Luego de un primer cuarto demasiado perfecto (27-19), Argentina bajó a la tierra y, sin Nocioni ni Herrmann en cancha, tuvo algunos minutos con problemas para anotar, además de que el ingreso de Barea hizo más picante la ofensiva boricua.

Puerto Rico achicó rápido a 4 (30-26), siempre sin utilizar a sus pivotes naturales, algo extraño teniendo en cuenta que Scola no tuvo desgaste para defender a Sánchez lejos del cesto.

Lamas encontró soluciones con Safar, que aprovechó mejor que nadie esa tarea de Scola de generar peligro en la zona para descargar, o del extra pase. El zurdo estuvo muy derecho en el segundo cuarto (10 de sus 12 puntos de la primera mitad), y, si bien la diferencia no se estiró demasiado por Barea y Balkman, el 45-38 de la primera mitad sonó muy bien.

En el arranque del tercero, fue todo de Agrentina. Una maquinita. Scola más ofensivo, los tiradores certeros, la defensa impecable, corriendo, jugando transiciones rápidas...de lo más cercano a lo que se puede pretender de este equipo.

La diferencia de 15 le permitió a Lamas sacar a Scola un rato (no había descansado hasta allí), meter a Delía, y no perder intensidad. Ah, si hablamos de intensidad, lo de Nocioni fue de otra galaxia. El Chapu, de 4, de 3, de lo que usted quiera, fue una bestia. Reboteó en defensa mejor que cualquiera, anotó cerca y lejos y defendió como caballo a Balkman y el resto.

Argentina sacó una máxima de 21, pero no aflojó, y se fue al último descanso 20 arriba (69-49), dejando una excelente imagen colectiva, muy sólida.

El último cuarto terminó a puro ritmo argento, aún con las constantes rotaciones, porque el equipo nunca se cayó, es más, siguió explotando las debilidades de un Puerto Rico que solo expuso la verguenza de Barea, la única carta de gol en el tramo final. Lamas no dudo en hacer los cambios, hizo jugadores a casi todos y llegó al final holgado para celebrar un triunfo que vale oro ante un rival durísimo. Lo bueno es que se ganó por una diferencia importante, pero también que se recuperó la identidad.

Síntesis
Puerto Rico (75): David Huertas 5, Carlos Arroyo 6, Alex Franklin 2, Renaldo Balkman 10 y Ricky Sánchez 6 (Formación inicial); Ramón Clemente 2, José Barea 24, Angel Vassallo 9, Carlos Rivera 5, Jorge Bryan Díaz 0, Alexander Galindo 6 y Daniel Santiago 0. Entrenador: Paco Olmos.
Argentina (98): Pablo Prigioni 9, Facundo Campazzo 8, Walter Herrmann 12, Andrés Nocioni 18 y Luis Scola 20 (Formación inicial); Marcos Mata 2, Leonardo Gutiérrez 3, Marcos Delia 8 y Selem Safar 18. Entrenador: Julio Lamas.
Arbitros: Luigi Lamonica (Italia), Michael Aylen (Australia) y Ilija Belosevic (Serbia).
Estadio: Palacio de los Deportes San Pablo, de Sevilla.
Público: 5.300 espectadores.

Fabián García (Enviado especial a España)
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