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Si bien las bajas han golpeado a varios de los que integran el grupo, lo de Ginóbili tan cerca del torneo indudablemente bajó un poco el favoritismo que tenía el equipo de Lamas.

Igualmente, la zona es dura, con tres rivales poderosos (Croacia, Grecia y Puerto Rico) y dos que en los papeles no tienen muchas chances, pero con un NBA cada uno, como Filipinas (Blatche) y Senegal (Dieng), lo que al menos impone cierto respeto.

Tanto Argentina, como Grecia y, en menor medida, Croacia y Puerto Rico, sufrirán las ausencias. Ginóbili, Delfino y Gutiérrez en los de Lamas; Spanoulis, Fotsis y Schortsanitis en los de Katsikaris; Planinic, Popovic y Loncar en Croacia y Napier y Harkless en Puerto Rico han hecho de sus equipos planteles más parejos.

La ventaja para Argentina es su experiencia y, esta vez, la posibilidad de presentar juventud con talento, algo que hacía rato no ocurría. Si le alcanzará para competir de igual a igual con equipos con historia es algo que recién se verá en la cancha, aunque las expectativas son buenas.

Como siempre, tendrá la peor parte en la pintura, por su baja talla, pero al mismo tiempo tendrá aleros altos y fuertes que intentarán compensar la historia. Grecia parece no tener quién reemplace a Spanoulis, mientras que Croacia llega con un equipo joven, alto y talentoso, pero que hace rato no consigue nada importante.

Puerto Rico quizá esté un poquito atrás, aunque presenta la misma base de los últimos 8/10 años: Arroyo, Barea, Sánchez, Balkman y Santiago, reforzados. Es importante terminar arriba, aunque eso no logrará evitar un cruce tremendo en octavos de final, tan difícil como una semifinal misma.