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Siete estadísticas avanzadas que podés aprender en el inicio de la NBA

20:56 20/10/2021 | Campazzo y Bolmaro seguramente aparecerán en algunas de ellas. Puede ser el mejor momento para adentrarse en el mundo de la analítica.

Campazzo dominó las asistencias potenciales (Foto: Clutchpoints)

Un sabio decía que el mundo de las estadísticas avanzadas es fascinante y que si entraste, ya no salís. En el caso del básquet, es un universo que busca descubrir más fehacientemente lo que ocurre en una cancha, entendiendo lo que a veces el ojo humano no llega a percibir.

La cantidad de triples que convierte un jugador desde la esquina, los puntos que anota alguien al caer en el pick and roll, las posesiones que utiliza un equipo, la capacidad defensiva, la eficiencia, la productividad…

La analítica es como un nuevo lenguaje que espera a ser descubierto, arbitrario, pero también deseando ser modificado diariamente. Adentrarse puede ser un jeroglífico. No por la complejidad, sino porque muchas veces no se sabe por dónde empezar.

Por eso, y en pos de resolver ese conflicto interno, se aprovechará el inicio de la temporada para destacar cinco estadísticas avanzadas que les servirán de introducción al asunto y dos más que les permitirán valorar lo que realizan jugadores como Facundo Campazzo y Leandro Bolmaro en la competencia.

Para empezar hay que hablar del ritmo, la eficiencia ofensiva y defensiva. El primero es el número de posesiones de un equipo por 48 minutos de juego. El segundo, si se habla de un equipo, es la cantidad de puntos anotados cada 100 posesiones y, si se refiere a un jugador, la cantidad que convierte un conjunto cada 100 posesiones mientras ese basquetbolista está en cancha.

La eficiencia defensiva, por otro lado, no dista mucho de la ofensiva. Para los equipos es la cantidad de puntos recibidos cada 100 posesiones y para los jugadores el total de tantos que percibe un elenco cuando ese basquetbolista está en el cuadrilátero.

Hasta acá muy teórico… ¿Para qué sirven verdaderamente estos tres índices? Para saber qué ataca o defensa es más dominante. Todo se refiere a la productividad y busca obtener un valor más real que los puntos que un equipo anota o permite de promedio en cada partido.

¿Por qué? Debido a que el contexto, es decir el ritmo, importa. Un choque jugado a 120 posesiones tendrá más opciones de anotar y permitir que el otro conjunto también convierta con mayor frecuencia que uno disputado a 70.

Sucesivamente, eso no significa que un conjunto que compita a 120 posesiones anota o defiende en mejor medida que uno que juegue a 90. Lo importante es conocer cuántos tantos anota o recibe ese elenco por cada posesión que dispone, ya que no todos los encuentros se disputan al mismo ritmo, sino que es un factor que varía.

Precisamente por eso, para que sea más justa la percepción, se iguala el ritmo de todos a un factor común, las 100 posesiones. Se unifica el PACE (que sería su sinónimo en inglés) para evaluar la productividad real (y no sólo la bruta) de una ofensiva o defensiva.

En definitiva, si llegaron hasta acá, pueden realizar un ejercicio. Si un ataque anota 95 puntos y otro 90, pero el primero necesita 120 posesiones para conseguirlo y el segundo 80, ¿qué ofensiva es más productiva?

Las estadísticas tradicionales siguen siendo útiles, pero el ritmo (contexto) permite obtener datos de eficiencia que ayudan a los fanáticos a comprender mejor a las escuadras, a los periodistas a analizar de manera más óptima y a los rivales a entender y percibir de forma más real a sus contrincantes.

En esa línea, si les intereso el tema, se ubican el porcentaje de tiro verdadero y efectivo, o TS y eFG. El primero es una estadística que registra los aciertos en los lanzamientos de un jugador o un equipo de dos y tres puntos, y desde la línea de libres.

Y el segundo computa los aciertos en tiros de dos y tres puntos, pero dándole un punto extra al triple por la distancia y la mayor complejidad que supone para un basquetbolista o un conjunto anotar desde la larga distancia. 

Nuevamente, como en las tres estadísticas anteriores, lo importante es buscar la eficiencia y conseguir valores más reales. Como la teoría ya la tienen, un ejemplo podría ayudar a explicar mejor la cuestión.

Piensen en Dwight Howard y Stephen Curry. Seguramente todos digan que el jugador de los Warriors es mejor tirador que el pivote de los Lakers, pero la última temporada fue el interno quien mejor porcentaje en lanzamiento de campo mantuvo, con 58,7% para él y 48,2% para el número 30.

Que Howard tenga mejor porcentaje no lo hace un mejor tirador, aunque en esa media sí lo es, solo porque monopoliza sus puntos en zonas cercanas al aro, a diferencia de Curry que varía un pocos más sus sectores.

Por ende, el valor del punto extra en el triple a la hora de hablar del tiro de campo efectivo resulta clave para entender por qué Howard está lejos de ser tan buen lanzador como Curry.

Lo mejor para el final y ambas estadísticas involucran a Campazzo y Bolmaro.

8:49, 8:48, 8:47, 8:46... Tres segundos bastaron para que un jugador lea lo que iba a hacer LeBron James en el campo ofensivo. No lo pudo conseguir Nnaji, que era la marca de ayuda, mucho menos Jamal Murray, quien había quedado emparejado en un miss-match contra el veterano multicampeón de los Lakers.

8:45... El momento exacto en el que un hijo de la tierra del fernet y el cuarteto provocó un desvío que forzó un robo y le permitió a ese mismo basquetbolista recibir un pase y anotar en transición luego de picar una sola vez la pelota, como ese hermano menor que molesta al mayor y sale disparando para que no haya represalias.

¿Quién fue? Un tal Facundo.

Pero, ¿qué es un desvío o deflection? ¿Por qué el argentino domina esta variante? Para ponerle apellido al nombre, el índice forma parte de las Hustle Stats de la NBA, a las que se puede acceder ingresando al sitio de la liga.

Es una estadística que premia los momentos en los que en cualquier lugar de la cancha un defensor hace que la pelota vaya en una dirección diferente a la que pretendía el jugador ofensivo. Bolmaro, como Facundo, ya impactó en ese sector en los amistosos y seguramente lo repita en la regular.

No todas las asistencias son iguales, tampoco poseen la misma importancia o eficiencia. Por ejemplo, dos jugadores pueden promediar 5,1 entregas cada uno y no necesariamente tener el mismo nivel a la hora de pasar el balón y generar oportunidades para el resto.

Lo mismo se aplica cuando hay que hablar de los compañeros que rodean a ese basquetbolista que promedia 5,1 asistencias por juego. Muchas veces, los puntos desperdiciados en oportunidades de lanzamientos fáciles condicionarían a que esa media no sea superior.

¿Existe una solución? Como se decía antes en la nota, las estadísticas solo muestran una parcela de la realidad, y por aquel exacto motivo es que cada día buscan acercarse un poco más al dato verídico, a lo que ocurre fehacientemente en la cancha.

Es por eso que la NBA diseñó las asistencias potenciales (potential assist), que la liga define como “pases de un jugador a un compañero de equipo en los que un compañero de equipo intenta un tiro que, de ser anotado, sería una asistencia”, siempre con un pique como máximo.

Esa estadística se encargó de resaltar el rol de Facundo Campazzo como pasador, posicionándolo no solo como uno de los mejores de los Nuggets, sino como uno de los más importantes a nivel general en la NBA. Lo mismo para Leandro y su impronta de generador secundario en el pick and roll con Minnesota. Alimentar al resto, aunque a veces sus compañeros no puedan finalizar. Igual son premiados.

Siete estadísticas, siete aspectos que quizás les interesen y los embarquen en un nuevo planeta que recién se está habitando. ¿Se vienen? ¿Qué están esperando? 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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