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En el año 2001/02, hace 21 temporadas, probablemente mucha gente en el mundo entero se hizo fan de Sacramento Kings. Era un plantel que jugaba un básquet vistoso, fluido, con figuras de paladar negro, como Chris Webber, Mike Bibby, Peja Stojakovic o incluso Doug Christie, que encajaban a la perfección en un roster que tuvo a fin de año a 7 jugadores promediando puntos en doble dígito. 

Muchos piensan que ese equipo debió salir campeón, pero la fatalidad en los playoffs contra los Lakers hizo que, estando 3-2 arriba en la final del Oeste, terminaran cayendo 4-3 en un inolvidable séptimo partido en casa, perdido en suplementario, luego de un cuarto juego que los Lakers ganaron sobre la bocina con un triple de Horry y un sexto siempre cuestionado como un partido comprado, y que también ganaron los angelinos. 

Pero eso es historia. La realidad es que nunca volvieron a una final del Oeste y que después de la temporada 2005/06 se fue Rick Adelman (el que los había llevado a lo más alto), ya no pasaron jamás a los playoffs, sumando el año pasado 16 campañas completas, la peor racha de la historia de la competencia y la segunda peor entre todos los deportes profesionales de Estados Unidos, solo superada por las 20 que lleva Seattle Mariners, de la MLB. 

¿Pero es hora de cortar la racha? Con Mike Brown llegado en lugar de la fracasada apuesta por Luke Walton, parece que sí. Falta algo más de media temporada y las posiciones están muy pegaditas entre todos en el Oeste, pero Sacramento viene estando entre los primeros 6 todo el año, a partir de un movimiento que hizo en el mercado el año pasado (cuestionado, por cierto), en donde se desprendió de Tyrese Haliburton para fichar a Domantas Sabonis. 

El lituano, con el agregado de Kevin Huerter y Malik Monk y el impacto que está teniendo el novato Keegan Murray, más lo que ya sabíamos de De'Aaron Fox y la veteranía ahora como acompañante de Harrison Barnes, han hecho de los Kings un equipo sólido, algo que casi nadie puede decir en el Oeste, salvo Denver y quizá los Pelicans. Este año es para dar la sorpresa y cortar así con un lastre que tiene a mal traer a todos y que se comió en 16 años 12 entrenadores, entre ellos nuestro gran amigo Michael Malone.

Indudablemente su gran crecimiento pasa por haberse convertido en uno de los equipos más ofensivos de la NBA. Está segundo en puntos (118), meten muchos triples y están bien rankeados en casi todo, aunque no son top ni arriba ni abajo. No está mal para una franquicia tan golpeada, que quiere renacer. En su banca está Doug Christie, uno de los asistentes de Mike Brown. Verlo hace recordar la vieja gloria. ¿Podrán romper la historia y recuperarla?