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"Mi entrenador de la secundaria me decía ´si quieres quedar abierto, pon una cortina´, por lo que esto es un tema de dar y recibir". El que dice esto es Derrick White, un jugador que no podría considerarse un súper anotador, aunque en San Antonio metía muchos puntos, y que ahora en Boston es un utilitario que hace un poco de todo. 

Lo de White viene a cuento de que es poco común encontrar en la NBA a jugadores que anoten y que pongan cortinas decisivas, las que generan puntos para el resto. Un excelente informe del Boston Globe marca que, justamente, dos de los pocos que no entran en la norma son las dos armas letales de los Celtics, Jayson Tatum y Jaylen Brown. 

El informe está hecho al 20 de diciembre y cuenta solo a los jugadores que tomaron más de 500 tiros en lo que va de la temporada. El Globe argumenta como punto importante que el trabajo de la cortina está de alguna manera mal visto, como si fuera solo trabajo sucio, cuando en realidad es una de las maneras más letales para un equipo de tener opciones de gol.

Tatum, por ejemplo, acumula defensas y, si además genera espacios para el resto colocando buenos picks, las posibilidades aumentan considerablemente. No en vano es uno de los equipos que mejor juego despliega, repartido, lo mismo que Milwaukee, donde está el mejor de todos en este rubro: Giannis. Es quizá un poco más entendible que los perimetrales no estén arriba en esta tabla... salvo Steph Curry, en un rubro subestimado en él. 

Por el contrario, tipos como Doncic, Trae Young, Ja Morant o Devin Booker, prácticamente están desaparecidos en este esquema. Sorpresivamente, o no, también está muy arriba Julius Randle, participativo en lo que se refiere a generar para el resto. Dice White: "Es difícil para un defensor porque realmente no quiere dejar a su defendido, así que hace un buen trabajo moviéndose sin el balón y tratando de ponerlos en esa confusión de '¿está bloqueando? ¿se está resbalando?’ Entonces, a pesar de su talento, sigue moviéndose sin el balón, tratando de mantener la defensa fuera de su cuerpo”.

En definitiva, de alguna manera, es volver a los conceptos básicos del juego, en donde pasar y cortinar era el inicio de todo, y el que generaba buenos tiros para todos. Hoy, el uno contra uno, sobre todo en la NBA, hizo olvidar bastante la fórmula del éxito más sancilla.