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"¡Vildoza! Lo saca a pasear a Lamonte... Faja, lanzamiento para treeeeeeeeeeeeeeeeees". 

Pellegrinet no estaba loco, estaba loquísimo. Su delirio tiene un motivo y el talento del jugador del que habla es desmedido. 11 piques de magia, 11 lechos de muerte para el resto, 11 lujos, 11 instintos asesinos, 11 martirios para el foráneo de Olímpico. El calendario marcaba 2017 y Luca Vildoza, en esa acción, le demostró a la nación que su repertorio era por y para la NBA. 

Pocos como él en tan poco tiempo. Pocos como él a tan poca edad. Pocos, muy pocos. Pero ahí saltaba Luca, teniendo a todos tras una finta respirando en su nuca. Se formó en Quilmes, nunca dejó de crecer. Jugó en la A, jugó en la B y en la plaza también. 1,2 puntos en 4,8 minutos en su primera temporada en la Liga, allá por la 2011/12. 

Antes de irse a España sus promedios ascendieron como las acciones de Game Stop en la bolsa de valores. Pasó de 11,6 puntos, 2,6 rebotes y 1,7 asistencias en la primera campaña en la que tuvo un rol protagónico por primera vez, en la 2014/15 y partió con la exorbitante media de 17,0 tantos, 4,1 atrapes y 4,0 entregas. Hacía lo que quería, donde lo deseaba. Pero su techo aún estaba lejos.

 
Su triple, una de las principales falencias por su irregularidad, trepó en el intento, no sin antes intercalar buenos con malos rendimientos. Pasó de un 30,4% en el lustro anterior, en el que, a pesar de eso fue MVP, héroe y campeón en la final de la acb, a un notable 37,6% en la actualidad. 

Se ganó los minutos poco a poco y en el proceso terminó siendo uno de los nombres más importantes de Dusko Ivanovic en el legendario Baskonia, dando agigantados pasos en la acb y en la Euroliga. 

Ah, también se colgó en el pecho la de plata en China hace dos años, en el torneo donde un tal Kobe Bryant se preguntó quién era, junto con esa otra Tortuga que también deleita en el básquet de la estatua de la libertad. 

Estampó su efigie en Europa, también en Argentina y la selección. Espera la Gran Manzana, mientras aquel mago hace lo que le da la gana.  

Ignacio Miranda/ [email protected]
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