NBA 2020/21

Randle y una emocionante historia sobre la ética de entrenamiento de Kobe

17:00 14/04/2021 | El pivote había ido a entrenarse a una cancha de una escuela en Detroit ni bien aterrizó su equipo. Al llegar se sorprendió con una reflexión.

Bryant y Randle (Foto: New York Post)

Julius Randle llegó a la NBA de la mano de los Lakers, que lo seleccionaron en el séptimo pick del Draft 2014. Proveniente de Kentucky University, había sido uno de los mejores jugadores de la NCAA y estaba llamado a dominar la liga desde el primer pique. Pero la situación se modificó cuando se rompió la tibia derecha en su debut ante los Rockets, luego de haber disputado apenas 14 minutos. 

Recién pudo volver para la 2015/16, la cual fue especial porque significó la última campaña profesional de Kobe Bryant. En esa etapa no decepcionó a nadie y tuvo unos sólidos promedios de 11,3 puntos y 10,2 rebotes en 82 partidos, incluidos 60 como titular. Justamente en ese periplo el interno aprendió y se contagió de la ética de entrenamiento del número 24, reconocido por no darse jamás días libres y siempre buscar la perfección.

Esas enseñanzas del escolta las mantiene hasta la actualidad y en el partido de los Knicks ante los Lakers una periodista llamada Rebecca Haarlow, quien estaba haciendo la transmisión televisiva del juego, contó una historia en la que el pivote se emocionó por las palabras que le dijo el encargado de un gimnasio en el que fue a practicar.

“Fue Bryant quien le enseñó que cada vez que aterrizás en la siguiente ciudad para el próximo juego, vas al gimnasio a realizar tiros antes de irte al hotel, sin importar cuán tarde o difícil de cumplir sea eso. El trabajo siempre va primero", empezó relatando la reportera. 

Los próximos segundos de la anécdota son atrapantes: “La primavera pasada, poco después del fallecimiento de Bryant, Randle aterrizó en Detroit. Los Knicks encontraron una escuela secundaria de la zona que acordó permanecer abierta hasta tarde para que Randle pudiera hacer su trabajo. Cuando llegó, el director de atletismo del colegio lo estaba esperando". 

Julius lo miró, no entendía muy bien la situación, ni sabía que le diría el señor. Se partó frente a él, tardó un parpadeo en formular la oración y esgrimió: "Es bueno verte. Los chicos ya no se presentan acá para ese trabajo previo. De hecho, ¿sabés quién fue el último en entrar y lanzar así hasta tarde? Kobe".

Como tal vez lo hagan muchos de ustedes al leer la historia, Julius Randle se emocionó casi hasta las lágrimas. No lo podía creer. Pero es un fiel reflejo de que el legado de Kobe continúa en todos aquellos obsesivos que buscan la perfección. En el básquet, en el deporte y en la vida. Porque si no vas a por todo, ¿a qué vas?  

 

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