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Malik Monk se crió en Arkansas junto a su hermano mayor. Queriendo seguir sus pasos, el ahora jugador NBA intentó probar con el fútbol americano, pero a sus 12 años, cuando su hermano fue rechazado por la NFL, ese sueño se le apagó. Para su fortuna, descubrió un talento sobrenatural con la naranja, y comprendió que su camino transitaba por allí.

En la secundaria no dejó dudas: fue un All-American y el mejor jugador estatal antes de partir a la NCAA. Esto llamó la atención de varias escuelas, pero cuando se acercó Kentucky, Monk supo que allí estaba su lugar. Formó una pareja de esueño con De'Aaron Fox, gran amigo suyo, con quien el tiempo los volvería a unir algunos años más tarde. Gracias a su increíble desarrollo, su lugar dentro de la Lotería en el Draft estaba asegurado. 

Cuando Malik Monk fue elegido 11º en el Draft de la NBA de 2017, las expectativas eran altas. En Kentucky, Monk había demostrado un don para anotar, con un promedio de 19.8 puntos por partido, mientras mostraba un atletismo de élite y un tiro de tres puntos fiable, con espacio adicional para crecer. Parecía la pieza ideal para un equipo de Charlotte que sólo contaba con Kemba Walker para cargar con la anotación.

Con su capacidad para anotar dentro y fuera, y el atractivo de su capacidad de salto, los Charlotte Hornets parecían el destino perfecto, dada su falta general de jugadores de calidad en aquel momento. Monk, seguramente, se labraría un papel inmediato y ayudaría a los Hornets a mejorar su ataque. Si bien fue criticado por la falta de defensa, en aquellos Hornets sólo tenía que crear ofensiva para ser un titular indiscutido. Ese equipo escaseaba de talento anotador.

En cambio, Monk respondió acertando sólo el 36% de sus tiros durante su primera temporada. Es cierto que no tuvo muchas oportunidades de encontrar ningún tipo de ritmo, ya que el entrenador Steve Clifford sólo le concedió 13 minutos de juego por noche. La cosa no mejoró mucho en el segundo año, cuando Monk jugó 17 minutos en 73 partidos a las órdenes del nuevo entrenador James Borrego, promediando 9.0 puntos, pero acertando sólo el 38.7% de sus tiros.

Tras la conclusión de esa temporada, las expectativas se redujeron considerablemente para el ex seleccionado para la lotería, en parte debido a la falta de confianza de la organización en el joven, demostrada por el limitado tiempo de juego y el modesto papel en la ofensiva. Tras romper por fin las barreras de los 20 minutos y el 40% en tiros en su tercera temporada, Monk fue suspendido por la NBA por violar su programa antidroga. Acabaría la campaña habiendo jugado 55 partidos, y con la paciencia agotada.

Los Hornets no estaban convencidos. No extendieron una oferta cualificante a Monk, permitiendo que su anterior selección de la lotería llegara a la agencia libre sin restricciones. Monk firmó entonces con los Lakers, con un contrato mínimo de un año, lo que supuso el inicio del cambio radical en su carrera. Como Laker, promedió 13.8 puntos, jugó más de 28 minutos y acertó más del 39% desde la larga distancia.

Finalmente, el verano pasado, Monk firmó un contrato de dos años con los Sacramento Kings por un total de 19 millones de dólares, lo que le permitió reencontrarse con su antiguo compañero de Kentucky De'Aaron Fox. En Sacramento, Monk ha florecido. El jugador de 25 años ha adoptado el papel de sexto hombre y está teniendo la temporada más importante de su carrera. El escolta parece notablemente más cómodo con el balón en las manos, rompiendo defensas, y su nivel de paciencia -especialmente en los pick and rolls- es muchísimo mejor que en cualquier otro momento de su carrera NBA.

Malik Monk ha sido una parte vital de estos Kings en el masivo éxito que fue la campaña actual. Sacramento logró adueñarse de la tercera posición en el Oeste para los playoffs de la Liga, yendo así a una batalla con los campeones defensores. Malik, en sus primeros playoffs, está siendo el factor diferencial para Sacramento. Y ayer lo volvió a mostrar. 28 puntos con tres triples claves sentenciaron la victoria de los Kings en Golden State, y obtuvieron un boleto para el Game 7 de local que definirá una de las mejores primeras rondas en la historia.