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Cabellera rubia. Melena que parece un crisol de monedas de oro exóticas. Una sonrisa que no se va. Parece un granjero luego de una productiva cosecha. Está en su hábitat. Nadie, absolutamente nadie, lo puede detener. Es Larry Bird y cuando picaba el balón no tenía piedad por quien esté enfrente. Agachaba la cabeza y liquidaba a merced.

La historia también posee otro invitado y es conocido como Gusano. Su nombre es Dennis Rodman y en su época era un especialista defensivo. De hecho, sigue siendo considerado uno de los mejores defensores de la historia, como así uno de los más legendarios reboteadores de la NBA y el universo.

En ese duelo no hubo ningún David, pero Larry fue el único Goliat. "¿Quién me está defendiendo Chuck? ¿Alguien me está marcado?", fue el primer rugido del lobo que parecía amigable y al hablar sacaba sus dientes a relucir. Daly, entrenador de los Pistons en ese momento, era el testigo de la matanza y Dennis la víctima. 

"Será mejor que pongas a alguien o te voy a clavar 60", continuaba gritando Larry tras convertir cuatro canastas seguidas ante Rodman. Sí, frente a uno de los mejores defensores de la época.

"Estaba encima de él, tratando de negarle el balón y todo lo que Larry hacía era gritarles a sus compañeros de equipo ´estoy abierto´". 

Una y otra vez, una y otra vez Larry anotó sin oposición. 

Mientras se retiraba, cuando Daly le miraba la 33 en la espalda, gritaba "Chuck, será mejor que saques a este tipo y envíes a alguien que de verdad me defienda porque es demasiado fácil". 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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