Larry Bird: los orígenes del rey del trash-talk
09:21 08/11/2020 | Durante un torneo de exhibición disputado en 1978, el emblemático alero encaró física y verbalmente a un rival ruso. Previamente, le avisó a su compañero.
“Larry Bird es el mejor trash talker y jugador de juegos mentales de todos los tiempos. Me enseñó todo lo que sé sobre meterme en la cabeza de la gente." La frase le pertenece a Michael Jordan, un referente a la hora de controlar a sus rivales desde ese aspecto. No es el único que lo piensa: gran parte de los atletas de la década del ochenta veían al legendario alero de los Boston Celtics como el máximo exponente a la hora de dominar a los demás a través de las palabras. Sus anécdotas son bastante conocidas. Lo que pocos saben es que ese fuego comenzó a encenderse cuando el hombre era apenas un adolescente.
Ocurrió durante el World Invitational Tournament, una especie de exhibición realizada en 1978 en la que el Team USA (formado por los mejores universitarios del año) integraba un cuadrangular con Yugoslavia, la Unión Soviética y Cuba. Suele aparecer en los recuerdos de los fanáticos de la NBA por ser el escenario de la primera conexión entre Bird y Magic Johnson, pero el protagonista de este relato es otro integrante del equipo: Jeff Judkins, miembro de la Universidad de Utah que entabló una charla con el rubio de Indiana State sobre lo que sucedería durante un partido con Rusia.
Ambos compartieron habitación en el transcurso de las ocho semanas que duró el campeonato y eso forjó una relación de confianza que desencadenó en aquella confesión: “Había un pivote ruso gigante. Era un jugador realmente bueno. Estaba sentado en el banquillo con Larry y él me dijo: ‘Cuando entre al juego, le diré a ese tipo que voy a hundir la pelota en su cara.’ No saltaba tan bien, así que no le presté atención”, contó Judkins en una entrevista con The Athletic. Para su sorpresa, fue exactamente lo que su colega hizo: entró a la cancha y se puso a hablar con el interno. Luego, agarró la pelota en un contraataque y se la volcó directamente en su rostro.
Judkins, quien también jugó un año en los Celtics con Bird, asegura que su amigo se creía capaz de hacer cualquier cosa sobre la pista. Una confianza única que, desde muy joven, lo convirtió en una estrella capaz de someter a sus retadores tanto desde su innegable talento y destreza para impactar en casi todos los aspectos del juego como desde su facilidad para volverse una pesadilla gracias a sus dichos.
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