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La maldición de Grant Hill en Orlando

16:35 01/05/2021 | Tenía todo para el dar el gran salto y ser uno de los dominantes en la NBA, pero una lesión tras otra minó su talento de incertidumbre.

Grant Hill, una estrella que no pudo explotar en Orlando (Foto: Getty)

Grant Hill era un atleta llamado a ser estrella desde muy joven, como muchos de los jugadores importantes que habitan en la NBA siendo destacados casi todos en la básquet colegial y otros tantos también en la universidad. El caso del oriundo de Texas fue completo y su elección de estudiar y jugar en la prestigiosa Universidad de Duke ayudó mucho.

 

Junto a Cristian Laettner (Cristian Laetnner, un intruso en el Dream Team) y Bobby Hurley dominaron la NCAA por tres años consecutivos con dos títulos y un subcampeonato entre 1990 y 1994. El terreno para llegar a la NBA estaba allanado y así fue que Detroit Pistons se hizo con sus servicios en el puesto tres del Draft de 1994, habiendo sido seleccionados en el puesto uno Glen Robinson en Milwaukee y Jason Kidd en el dos para Dallas.

 

Los años de Grant Hill siendo un Pistons fueron muy buenos, el alero cumplió con creces las expectativas que se generaron en cuanto a su juego y durante las seis temporadas su promedio de puntos siempre estuvo por encima de los veinte puntos y en la última llegó a 25.8, 6.6 rebotes, 5.4 asistencias y 1.7 robos, una campaña digna de jugador franquicia y MVP.

 

Sin embargo con Grant en el equipo durante esos seis años, alacanzó la postemporada en cuatro ocasiones y nunca pudo sortear el primer cruce, una deuda que la gerencia se lo hizo saber cuando en verano del 2000 lo envío a Orlando por dos jugadores sin mucho cartel en ese momento como Chucky Atkins y Ben Wallace.

 

Un golpe duro para Hill que vio como su nombre y sus números fueron menoscabados por los Pistons que buscaron reconstruir sin su presencia y el alero tuvo que hacer las valijas hacía Orlando con grandes ilusiones, pero sin saber que su carrera iba a entrar en un agujero negro de lesiones.

 

Orlando lo esperó con los brazos abiertos, era poder volver a contar con una superestrella tras lo efímero de Shaq y Penny Hardaway a principios de los noventa y además junto a otro jugador que venía creciendo y pidiendo estrellato como Tracy McGrady. Esa alegría, ese esperanza de conseguir el título se esfumó en cuatro partidos, ya que esa fue la cantidad de juegos que disputó Hill en su primera experiencia en el Magic a causa de una lesión en uno de sus tobillos.

 

Los problema en su pie fueron consecutivos y nunca dejaron al ex Pistons soltarse y jugar con libertad, en esas primeras cuatro temporadas en Florida jugó apenas 47 partidos, toda una desazón para el público y para el propio Grant de querer y no poder recuperarse. Una intervención tras otra derivó en un problema de aguda complejidad de salud con fiebre y convulsiones que pusieron en riesgo su vida tras infectarse con una bacteria denominada SAMR.

 

En jaque estuvo su carrera tras ese escollo de la bacteria y todos dudaban de que vuelva a competir a alto nivel y en el Magic todo se transformó en apoyo emocional a la estrella más allá de los resultados. No obstante pudo volver tras un año de parate entero (no jugó la 2003/04 mientras Detroit salía campeón)  y estar en 67 partidos para ser el segundo anotador del equipo con 19.7 por detrás de Steve Francis.

 

El reencausar de su carrera parecía posible pero la temporada siguiente, las lesiones volvieron a estar presentes y fueron solo 21 partidos los que el ex Duke pudo jugar y casi que dar por terminada su estadía con el Magic. 

 

A pesar de esto  pudo recuperarse y volver en el lustro siguiente para estar activo en 65 de los 82 juegos, una gran cantidad para lo que eran sus martirios e infortunios físicos. Tras esa temporada, ayudando al equipo a arribar a la postemporada y con Dwight Howard como figura ascendente, la dirigencia de Orlando le dio rienda suelta a Hill para que vuelva o elija otro destino con nuevos aires y así fue que eligió el sol de Arizona para el tramo final de su carrera a los 34 años.

 

De un momento a otro pasó de ser el próximo Michael Jordan para dominar en la liga a padecer las lesiones una tras otra, la historia de Grant Hill en la NBA fue un atisbo de todo lo que pudo haber sido y no fue.

 

Orlando fue su perdición, fue el tobogán empinado de lesiones que detuvo una y otra vez a los fans del Magic encapsulados perdiendo años de ilusiones, sufriendo a la par de las tristezas de Grant Hill y que a pesar de todo le mantienen un cariño puro para la estrella que nunca brilló porque la salud no se lo permitió.

 

Mauro Osores / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @osoresmauro

 

 

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