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NBA 2020/21

Del infierno al cielo constantemente, la cruda historia de Will Barton

21:27 10/02/2021 | Vivía en uno de los barrios más peligrosos de Baltimore. Su familia compartía una pieza. Casi se fue al extranjero a jugar y después la rompió.

Barton en los Nuggets (Foto: Clutch Points)

Baltimore. Dos jóvenes manejando y escuchando Dollar and a Dream de J.Cole. Aproximadamente a los 45 segundos de empezada la canción una estrofa reza "mierda, la vida en el fondo, nadie más que Dios los tiene. Dicen que Él no me dejará todavía. Estoy cayendo como si fuera otoño, decime, ¿qué hacés justo cuando estás en tu último dólar y el estrés de este lío en el que estás puede hacer que tu trasero grite?". 

Will Barton comenzó a llorar incesablemente. Su amigo detuvo el auto. "¿Qué pasa si tengo que ir a jugar al extranjero? Simplemente no tengo la oportunidad acá". Nadie podía verlo en la cancha, pero era el mejor de los Blazers en cada entrenamiento. Esfuerzo, volcadas espectaculares y aeróbicos fundamentos le permitieron ganarse el respeto de todos. Ni eso logró que vea minutos...

Acostumbrado a los duros flagelos de la vida, Barton pareció por fin rendirse. Una vida llena de percances lo marcó como un tatuaje recién hecho. Sin embargo, aquel día dijo basta. Afortunadamente fue solo un pensamiento y luego el escolta volvió con más fuerza. Su historia es como la Divina Comedia y para conocer el paraíso tuvo que pasar por el infierno y el purgatorio.

Una infancia complicada
William Denard Barton III llegó al mundo un 6 de enero de 1991 en Baltimore, uno de los lugares más peligrosos del estado de Maryland y del país. Un incidente con un cuchillo protagonizado por su hermana, Shareena, que fue encarcelada inmediatamente, lo obligó a convertirse en adulto sin siquiera pensarlo cuando quedó, junto con su hermano Antonio y su mamá, a cargo de su sobrina. 

Criado por una madre soltera, Will y Antonio acompañaban a su progenitora todas las noches a la parada de colectivo en la que la señora emprendía viaje a su trabaja en un insólito horario. Todos los días los dos pequeños asumían la seguridad de su mamá y cual patovicas en un bar la resguardaban de que nada le pase. Cuando volvían no dormían, debían ocuparse de su sobrina.

"Prácticamente la miraba todos los días. Teníamos que esperar a que mi mamá salga del trabajo. Eso sí, esto no es verano, todavía tenemos escuela. Esta es la vida real. No estamos de vacaciones. A veces nos encontrábamos tan cansados. ¡Ella es una bebé! No tiene seis o siete años, es una bebé. Ellos lloran toda la noche, necesitan ser alimentados, ser cambiados, no pueden hablar, no sabemos qué hacer. Fueron muchas, largas, largas noches. Éramos dos adolescentes, dos adolescentes, no tenemos hijos. Esto es nuevo para nosotros. Apenas sabemos cómo cuidar de nosotros. ¿Qué estamos haciendo con un bebé?", confesó Will en una nota para SportsTwo Blazers forum. 

A veces Antonio y Will estaba tan cansados que ni siquiera tenían energías para irse a la escuela. Encima, para empeorar las cosas, su familia fue desalojada de su casa en Garden Village cuando él estaba en décimo grado, ¡con su hermana todavía en la cárcel! Barton, su hermano, su madre y su sobrina fueron recibidos por una tía que nunca habían visto antes. Los cuatro miembros de la familia Barton vivían en una sola habitación que les dio la mujer, la realidad era durísima. Todos compartían la misma cama.

El deporte como escape
Mientras tanto Will empezaba a despuntar en el básquet y la estabilidad no era su fuerte. Asistió a cuatro colegios en cinco años, comenzando en Baltimore City College, en donde estuvo dos años, para luego pasar a la National Christian Academy en Fort Washington, Maryland, Lake Clifton Eastern y, finalmente, a la Brewster Academy en New Hampshire.

En ese último equipo su rendimiento fue tan bueno que fue calificado como el mejor escolta por Scout.com y ESPN.com. Para ese 2010 ya era rankeado el sexto escolta más destacado del país, había sido invitado al prestigioso Jordan Brand Classic y llegaba la hora de elegir universidad. Entre dudas e indecisiones terminó eligiendo a Memphis University, dejando sobre la mesa ofertas de Arizona, Maryland, Kentucky, Indiana, y Villanova.

En la universidad se encontró con un mundo completamente distinto. "Era la primera vez en mi vida que tenía un cuarto para mí solo, una propia cama...", confesó el escolta que en la actualidad juega en los Nuggets, quien también denotaba una rebeldía notable dentro de la cancha. "Por eso juego con esa actitud. La gente dice: 'Tiene un problema´. No, soy así porque me hizo más fuerte. Soy flaco. No se supone que deba estar haciendo lo que estoy logrando ahí afuera. Estoy acá golpeando. Lo consigo porque soy duro y por lo que he pasado", agregó. 

Barton pasó dos temporadas en Memphis antes de declararse para el Draft de la NBA. Fue nombrado Jugador del Año de su conferencia en su segundo año después de promediar 18.0 puntos y 8.0 rebotes por encuentro, y estaba listo para el siguiente nivel.

"Con el 40 pick del Draft del 2012, los Blazers seleccionan a Will Barton, de Memphis University". Tocó el cielo con las manos, todo el esfuerzo finalmente daba sus frutos y el indómito escolta ponía primera en la NBA. No obstante, el futuro le depararía múltiples contratiempos que lo curtirían para siempre. 

Primeras complicaciones
Portland era un equipo competitivo en el Oeste y Will apenas pudo sumar participaciones. De hecho, esa campaña solo estuvo en cancha durante 387 minutos. Pero todos sabían que trabaja hasta el hartazgo. Lo conocían como una rata de gimnasio que si no dormía estaba entrenándose o levantando pesas. 

¿Se acuerdan de la canción de J.Cole? El hecho sucedió durante la temporada 2013/14 y su presente estaba completamente jodido. Luego de un llanto decidió que tenía que ser paciente y paulatinamente empezó a ver más minutos. 

El 26 de febrero de ese último año Barton logró un récord personal en la NBA con 20 puntos y 11 rebotes. "Me gusta pensar que soy el campeón del lugar", esbozó instantáneamente luego del choque, impresionando por su confianza a propios y extraños. Era su momento y lo mejor al fin estaba por venir. 

El nuevo mundo
Un 19 de febrero de 2015 se encontraba manso, sentado en la sala de su casa en Portland en la fecha límite de traspasos. Estaba nervioso, sabía que podía partir (o no). Su teléfono de inmediato comienza a vibrar. Sus amigos y seres queridos lo llamaban y enviaban mensajes de texto, preguntando sobre los rumores. Revisó la mayoría de las comunicaciones. No sabía si las conversaciones eran legítimas y estaba esperando noticias del personal del equipo. 

Después de horas de espera, recibió una llamada de alguien con un código de área familiar. Era el presidente de operaciones de baloncesto de los Nuggets, Tim Connelly, un compañero de Baltimore cuyo hermano Dan solía trabajar con Barton en la universidad. Cuando Will contestó el teléfono, la conversación fue breve, pero fue exactamente lo que había estado esperando escuchar. El dirigente le dijo que esta era su oportunidad, que quería que viniera a Denver y se convierta en un líder.

Minutos luego los Nuggets adquirieron a Barton junto con Thomas Robinson, Victor Claver y una selección protegida de primera ronda, enviando a Arron Afflalo y Alonzo Gee a Portland a cambio. "Deberías haber visto la expresión de mi cara cuando colgué el teléfono. Estaba listo". 

Al día siguiente, Barton se presentó inesperadamente en las instalaciones de práctica de los Blazers y agradeció a cada miembro de la oficina principal y al personal técnico por su papel en su desarrollo. Se fue sin dudar a Mile High City, donde inmediatamente recibió minutos de rotación consistentes y desde entonces se ha establecido como uno de los más destacados de Denver, cumpliendo aquel pedido de Conelly.

De pie por él
Su agresividad es alboroto. De su confianza un devoto. Conoció al diablo y también a Dios. No le tiene miedo a ninguno, ni a nadie. Una pieza fue su mundo, una cancha su lugar ideal. 

De los suburbios al celeste cielo, Will Barton carga su propia cruz, con éxitos y fracasos, cuidando a su sobrina, su mamá y su hermano.  

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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