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Ja Morant es una de las máximas estrellas que tiene la NBA hoy en día. A sus 23 años, el base de Memphis es una figura en plena expansión, Nike lo fichó como reemplazo de Kyrie Irving como modelo para tener una zapatilla con nombre propio y el 6 de julio pasado firmó la extensión de su contrato por casi 193 millones de dólares por los próximos 5 años. Quizá demasiado todo junto a los 23 años. 

Para ser más justo, demasiado todo junto para alguien de 23 años como Ja Morant, que quizá no ha asimilado tanta exposición con la mesura aconsejable, aunque no es fácil a esa edad lograrlo. El problema con Morant es que su forma de ser siempre fue muy de alto perfil y de mostrarse demasiado y en toda circunstancia. 

Esta semana, superó los límites. Apareció en un nightclub el viernes a la noche, de madrugada, con una pistola en la mano, haciendo un vivo de Instagram, que superó todos los actos de inconducta e indisciplina que venía acumulando, como el empujar a un guardia de seguridad en un mall, o pegarle a un joven de 17 años en un picado de básquet, o que alguien en su auto le mostrara una pistola a gente de Indiana Pacers tras una discusión. 

Morant fue sancionado tras el incidente del nightclub con 2 partidos de suspensión, de los cuales ya cumplió uno, pero el tema podría escalar a niveles mucho peores, porque la investigación ahora se enfoca en de dónde salió el arma. Y si se comprueba que Morant la tuvo en el vestuario o en el avión del equipo, la Liga podría suspenderlo por 50 partidos, con lo cual quedaría out de esta temporada completa y de comienzos de la que viene. 

El incidente más parecido que viene rápidamente a la memoria es el de Gilbert Arenas en Washington en el año 2009, que Fabricio Oberto (compañero en ese momento), nos contó con detalle en su momento. Tras una discusión por un juego de cartas y amenazas varias, Arenas un día colocó varias pistolas en una mesa en el vestuario y desafió a Javaris Crittenton (con el que había peleado), a tomar una y hacer un duelo. Arenas fue suspendido por 50 partidos por violar el convenio colectivo que tiene la NBA con los jugadores y se perdió todo el resto de la temporada. 

Si bien el reglamento no dice la cifra de 50 partidos, es una medida a discresión del comisionado. En aquella oportunidad era David Stern y ahora lo es Adam Silver, pero pocos dudan de que el actual jefe haría algo similar si se comprueba la falta. Si bien Arenas era más grande que Morant (27), nunca más se recuperó de ese día. Jugó poco al año siguiente en Washington, fue canjeado a Orlando, y terminó sin pena ni gloria en Memphis, donde estuvo hasta los 30, para probar luego en China. Morant está a tiempo de no destruir su carrera, pero necesita claramente gente a su alrededor que lo reencamine, porque la viene pifiando feo y seguido.