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Temetrius Jamel Morant no era un prospecto de alto vuelo al finalizar su etapa de secundaria. Sin estar siquiera rankeado entre el Top 100 de ESPN, ni en los Mock Drafts de Draft Express para 2018, sus chances de llegar a la NBA eran muy bajas. En un gimnasio de Murray, en Kentucky, el scout James Kane se disponía a observar a Tevin Brown, prospecto que Murray State tenía como una opción para añadir a su roster. El scouter de la universidad viajó 7 horas en auto para ser espectador de un juego de AAU, sin mucha relevancia en un pueblo pequeño.

Tras el largo trayecto, se le ocurrió salir del gimnasio principal en el evento para comprar una bolsa de papas, al lado de una cancha auxiliar, donde se llevaba a cabo un partido más que recreativo. Sin embargo, algo captó su atención en esos mínimos minutos. Un muchacho tenía un primer paso explosivo, daba pases muy vistosos y tenía una capacidad atlética realmente impresionante hasta para un jugador de D1. Kane no pudo evitar acercarse al hombre adulto que estaba parado en la mitad de cancha, intrigado por lo que veía. “¿Cuál es el nombre de este chico?” le preguntó al señor. “Se llama Ja.” contestó el hombre, filmando los hechos. Se trataba de su papá, Tee Morant.

Inmediatamente, el que sería asistente en Murray State luego, supo lo que tenía a mano. Ja Morant no había recibido más que una sola oferta de Division 1 en la NCAA, por lo que no fue ningún problema reclutarlo para el programa universitario de Murray, que contaba con mejores credenciales y ambiciones. Morant aceptó la oferta sin dudarlo, llegando por una simple bolsa de snacks y una lata de Coca, pero sabía que tenía lo necesario para triunfar.

Su primer año en el 2018 fue esperanzador, con 12 puntos por juego de promedio en el rol de titular. Aún con un buen año, no destacaba lo suficiente para ser un prospecto de primera ronda, incluso siendo dejado fuera del Draft por los portales usuales de Estados Unidos. Al volver a su segundo y último año con Murray State, la explosión de ese base atlético que saltaba en un gimnasio sin espectadores alcanzó el nivel más alto del deporte americano. Con 24 puntos y 12 asistencias de promedio, Morant fue parte del Mejor Quinteto NCAA, y el Jugador de su Conferencia, llevando a Murray State al gran Torneo, la versión de Playoffs en la universidad, algo que nunca se había logrado en esa escuela.

De estar proyectado al final de la primera ronda al mes de la temporada, saltó hacia ser un pick de Lotería antes de que llegara el Año Nuevo. A fines de su temporada, era obvio que sería elegido tras Zion Williamson, quien desde sus 16 años era un fenómeno de secundaria y tenía todos los flashes. Ja Morant pasó de ser un muchacho sin ofertas de gran nivel, a estar a la par de uno de los mayores prospectos en la historia en tan sólo 2 años, gracias a unos Doritos y poder coincidir con Kane en el momento más oportuno de su vida