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El emblema de la Generación Dorada es reconocido por compaginar su atrevimiento dentro y fuera de la cancha. En el programa "Desde el Respeto", conducido por el ex jefe de prensa de la CAB, German Beder y Joaquín Cavanna, Chapu sumó una página más a su extenso anecdotario, siendo un papá carismático, pero también un peligro al volante.

Recién llegado a Chicago para jugar en la NBA con los Bulls, el santafesino visitó una concesionaria y quedó fascinado con una imponente camioneta, a la que describió como un "tractor": motor V8 y una potencia que pronto se transformaría en un problema. La camioneta se convirtió en un inesperado juego con su hijo, que por entonces era apenas un bebé. “Lo ponía en la sillita, llegaba a casa, apretaba el acelerador y frenaba de golpe. Entonces el nene se movía y estallaba de risa”, recordó con ternura.

La familia de Chapu tiene 2 varones y una niña, la única interesada en el básquet según contó en la misma entrevista. El inusual juego con su hijo con pocos meses continúo, la risa del pequeño empujaba a repetirlo uno y otra vez. Hasta que un día, con su esposa, su hijo, papá, mamá e incluso la niñera de la casa, Chapu intentó repetir su inocencia.

"Llego a casa y empiezo, freno, acelerador, freno, acelerador. Entro al garaje, voy a apretar el freno y piso freno y acelerador", con el error, la camioneta se salió de su control y así remató la historia: "Hizo 'bum', toda la pared del lavadero, meto la camioneta al lavadero y rompo todos los caños del agua". La escena terminó en caos, con su esposa indignada, sus padres paralizados y su papá, Pilo, sentenciando con calma:  "Estas cosas no se hacen, Chapu".  El pifie le salió caro, cuando, ni la ayuda que llamó para reconstruir la casa lo podía creer y le advirtió que la estructura estuvo a poco de venirse abajo. Solo un Chapu moment más.

 

 

 

 

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